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Especialistas recomiendan aumentar medidas para atacar el acoso en transporte público

El problema del acoso sexual ha adquirido proporciones descomunales. Estas experiencias son el pan de cada de día de millones de mujeres que usan el transporte público en Latinoamérica.


   

Los datos revelan que los testimonios no son simples anécdotas, sino de una realidad cotidiana: en la Ciudad de México, 65% de las mujeres han sido víctimas de algún tipo de violencia de género en medios de transporte público o en paradas, terminales o andenes, según cifras del gobierno.

Es una realidad que se repite casi exactamente en otros países de la región. Una encuesta de la organización no gubernamental Action Aid en cuatro estados de Brasil que reveló 44% de las mujeres habían sufrido acoso sexual en el transporte público.

En los 8 meses que van de 2014 han sido detenidas 129 personas por este tipo de conductas en los sistemas de transporte masivo de Bogotá, en Colombia, de acuerdo con datos de la policía local.

“Sin embargo, se sabe que solo una fracción de estos eventos se reporta, lo cual nos hace pensar que el porcentaje real puede ser mucho mayor”, explica Shomik Mehndiratta, experto en transporte del Banco Mundial, en referencia a las cifras que suministran las autoridades mexicanas.

El Banco Mundial, junto con instituciones locales, está trabajando en un programa piloto para buscar fórmulas efectivas para combatir el problema del acoso sexual en las unidades y paradas del transporte público en América Latina.

La investigación preliminar encontró cuatro denominadores comunes en entrevistas con los usuarios y responsables del transporte público.

Denunciar no es fácil: existe el sentimiento generalizado de que no vale mucho la pena reportar eventos porque es complicado y casi nunca hay resultados.

No hay solidaridad entre los desconocidos: si hubiera un mayor sentimiento de comunidad, la gente se atrevería a alzar la voz cuando ocurre un incidente y apoyarían más a las víctimas.

Segregar no es solución suficiente: muchos usuarios consideren esta medida “un parche” que no enfrenta el comportamiento inapropiado, y algunos consideraron que es otra manera de victimizar a las mujeres, ya que sugiere que éstas "eligen" someterse a los atropellos si no van en el compartimiento de las mujeres.

Mejor infraestructura = más seguridad: los participantes se sienten más seguros cuando las estaciones y las plataformas están en buenas condiciones.

A partir de estos resultados, los especialistas recomiendan varias medidas para enfrentar el problema.

Estos incluyen una campaña de concientización que anime a los usuarios a unirse contra los agresores, y nuevos servicios para darle más seguridad al usuario (por ejemplo, buses nocturnos que van hasta las casas de los usuarios, como en San Francisco. Las recomendaciones también incluyen el desarrollo de aplicaciones móviles para denunciar un acoso, buscar ayuda o información.

“Estas aplicaciones se deben poder usar en un celular regular, para llegar a más personas”, advierte Mehndiratta, al tiempo que cita como ejemplo el Harassmap de Cairo, que crea un mapa interactivo de los lugares donde ocurren los hechos de acoso.

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