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60% de los pacientes en México viven con dolor por falta de tratamiento

 

En el país no se garantiza el acceso a medicamentos que podrían mejorar la calidad de vida de pacientes con cáncer, diabetes, y VIH muy avanzado.


  

 

Miles de mexicanos viven y mueren con dolor porque en el país no se garantiza el acceso a los medicamentos que podrían mejorar su calidad de vida.

Un paciente con cáncer, un diabético recién amputado, una persona con VIH muy avanzado, son algunos ejemplos de quienes requieren este tipo de asistencia, que para el sistema de salud de México no es prioridad e incluso no está contemplado en esquemas como el Seguro Popular. Así, en muchas ocasiones las instituciones de salud se dedican a atender la enfermedad de un paciente, pero no sus consecuencias.

A diferencia de otros problemas de salud, la causa de este problema no es presupuestal, pues la morfina, el medicamento más común para tratar el dolor agudo, es muy barata.

Especialistas coinciden en que el bajo acceso al control del dolor en México pasa por la sobrerregulación que dificulta el acceso a esta sustancia, pero también por el rechazo de los médicos a prescribirla por temor a que sus pacientes se vuelvan adictos, la falta de centros de atención cercanos a los pacientes, así como la escasez de profesionales de la salud capacitados.

La burocracia juega un papel importante: por los controles impuestos por la Secretaría de Salud para evitar el uso ilegal de morfina, ésta difícilmente llega a quien sí la necesita. Aunque cualquier médico puede recetarla, solo los especialistas se atreven a hacerlo y en el sector público aquellos que sufren dolor severo deben pedir una cita en un hospital de tercer nivel para acceder a medicamentos, lo que puede llevar meses.

Las recetas necesarias para prescribir estos medicamentos requieren una autorización de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y hay al menos tres estados, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, en donde no se recetan porque ni siquiera cuentan con las impresoras necesarias para este tipo de recetas.

Hay muchas barreras para los médicos porque está dentro del grupo uno de los medicamentos controlados (la Ley General de Salud divide a los medicamentos en seis grupos de acuerdo a los requisitos para adquirirlos) necesitas un recetario especial con un código de barras para poder prescribir y hay que tramitarlo ante Cofepris. Las farmacias que dispensan estos medicamentos son muy pocas a nivel nacional, los médicos que tienen estos recetarios en provincia son pocos y farmacias son menos, en ciudades pequeñas en muchas ocasiones no las hay, solo en capitales, y para un paciente es difícil encontrar estos medicamentos”, señaló Mariana Calderón, especialista en manejo del dolor de Médica Sur.

Incluso en el Distrito Federal encontrar centros especializados en atención del dolor es difícil, Según Magdalena Salado, jefa de la Clínica del Dolor del Hospital Manuel Gea González, apenas ocho hospitales de la ciudad -los institutos de Cancerología, Rehabilitación y Nutrición, el Hospital Gea González, los hospitales 1 de Octubre y 20 de Noviembre del ISSSTE, el Hospital General y el Centro Médico del IMSS, cuentan con servicios de control del dolor.

“De provincia ya no hablemos”, plantea.

 

 

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