Aunque el emprendedor en edad madura puede enfrentar dificultades como el integrar componentes tecnológicos al negocio, existen muchas otras ventajas.
Aunque al hablar de emprendedores automáticamente se piensa en jóvenes menores de 35 años, para el emprendimiento no hay edad y las personas maduras también pueden construir negocios igualmente exitosos.
Tal es el caso de Alejandro Alfonzo y Tino García, quienes hace tres años fundaron Talentino Textiles Creativos y fabrican figuras artesanales a base de tela y acetato, utilizando también materiales reciclados.
"Encontrar una oferta después de los 40 años es muy difícil en el mercado laboral actual y en lugar de ser parte del problema quisimos ser parte de la solución al creareste taller y generar fuentes de empleo", explica García, de 55 años de edad.
"Queríamos transmitir la tradición familiar del Nacimiento, por eso decidimos empezar a hacer las figuras del Nacimiento que fueran desarmables, lo que facilita su almacenaje y transporte".
Así, estos emprendedores utilizaron su experiencia de 30 años en el área financiera y textil, logrando duplicar sus ventas año con año, hasta llegar a los mil paquetes con 3 figuras cada uno al cierre del 2014.
"Del Inadem (Instituto Nacional del Emprendedor) conseguimos 80 mil pesos de la convocatoria 2.2, que se van a utilizar para comprar maquinaria y equipo y poder montar el taller", refiere Alonzo, de 49 años de edad.
Aunque el emprendedor en edad madura puede enfrentar dificultades como el integrar componentes tecnológicos al negocio, Héctor Gómez, director del Centro de Incubación y Desarrollo Empresarial de la UDEM, considera que las ventajas son mayores.
"Con los años se va adquiriendo experiencia, madurez y una red de contactos que se combina con la energía que todavía se tiene a esa edad, lo cual facilita la creación y el desarrollo de nuevos negocios", afirma Gómez.
"En algunos casos abren negocios familiares e invitan a los hijos, lo cual agrega un valor interesante para la integración de la familia".
Este año, Talentino, que también fabrica figuras de ángeles, planea instalar su taller incluyente que empleará a seis personas sin importar la edad, género o si tienen alguna discapacidad, para aumentar el volumen de producción y poder exportar.
"Vemos nuestro negocio como un modo de vida, que tiene que producir para sustentar nuestras necesidades y las de nuestros trabajadores, porque no tenemos nada ni nadie atrás que nos respalde", asegura Alonzo, "esto nos compromete más y nos hace más perseverantes".
