Los adultos mayores son personas a quienes se les debe respetar su dignidad. Leyes como eutanasia y corrientes utilitaristas, dificultan a la sociedad tener una visión más humana.

El recorte de 73 por ciento al gasto del Instituto Nacional de Geriatría (Inger) deja en la incertidumbre la operación del organismo encargado de generar política pública para los adultos mayores, condenaron investigadores.

Carlos d'Hyver, miembro de la Junta de Gobierno del instituto cuestionó la falta de apoyo al organismo que desde hace dos años arrastra la indefinición jurídica del predio que ocupa.

"Ante la indefinición no se pueden realizar las obras programadas para el organismo, lo que retrasa un año más los proyectos. A nivel federal se le está haciendo un desaire... todo esto retrasa todos los planes del instituto", acusó.

En México la población de ancianos, que representa 9 por ciento, crece de manera más acelerada que en Europa, y en 15 años será 20 por ciento.

La atención a las personas mayores es ya una prioridad, agregó d'Hyver, porque en la actualidad hay más personas de edad avanzada que niños menores de 5 años, y las estadísticas muestran que el crecimiento será exponencial.

Destacó que las universidades de Guadalajara y Nuevo León se avanza más que los institutos federales.

"A nivel federal, se le está haciendo un desaire, a nivel universitario no. Se está metiendo más tiempo de geriatría en pregrado, se incrementó la enseñanza geriátrica de 40 horas en la carrera a 280 horas", afirmó.

Verónica Montes de Oca, coordinadora del Seminario Interdisciplinario Envejecimiento de la UNAM, señaló que el Gobierno no tiene conciencia que la parte sustantiva de que el servicio público debe reflejarse en la población y no sólo en indicadores macroeconómicos.

"El recorte, es una respuesta a la falta de conciencia y falta de atención sobre la población", dijo, y criticó que las políticas para su atención son paliativas y asistenciales.