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Cambia historias pese a su cáncer

A pesar de su enfermedad, este hombre es un ejemplo de vida pues se dedica a ayudar a los demás.


  

 

Quien revisa los últimos 11 años en la vida de Héctor Molina Hernández queda impresionado.


Hoy de 35 años, el egresado de administración de empresas por el Tec de Monterrey lleva nueve años "calzando" el cáncer, como él le dice.


Primero fue el de colon, a los 24 años, luego de vejiga, que le extirparon, y actualmente tiene cáncer de riñón. Hubo un lapso en donde la enfermedad desapareció, pero regresó a los 26 años.


"Hubo un momento en que me dijeron que tal vez me amputaban mi pierna y la quise despedir con honores: corriendo un 5K.


"Es que tengo un tumorcito en la pierna y algo tenemos que hacer para despedir a alguien que quise y me aguantó tanto", platica Héctor, con una enorme sonrisa que lo caracteriza.


No le amputaron la pierna y ya corrió un 5K más.


Esta actitud da muestra de su carácter: nada lo detiene. En medio de su enfermedad, hace 8 años empezó a ayudar a los más necesitados y con apoyo de voluntarios y empresas fue que nació su asociación: Cambiando Historias.


'A alguien le importamos'


En la asociación hay unos 100 voluntarios fijos, pero más de 400 apoyan en ocasiones especiales. Su objetivo es sacar adelante a 11 comunidades vulnerables, que visitan por lo menos una vez al mes, además de acudir a otros 21 sectores esporádicamente.

Originaria de San Luis Potosí, Hilda Hernández, mamá de Carol, de 5 años, y Saidé, de 7, vive en un terreno irregular del cerro de la Colonia Pedregal del Topo Chico, en Escobedo. Su esposo, originario de Oaxaca, labora en la obra.


"Antes había bastantes pleitos aquí, la gente pensaba que todos los de aquí nos dedicábamos a la droga, pero desde que Héctor viene la gente se pelea menos y sentimos que a alguien le importamos", dice Hilda.


Saidé tiene los primeros lugares en la escuela y diplomas por su buen comportamiento. Su principal motor es mostrarle sus calificaciones a Héctor, y si son buenas al final del ciclo, recibe juguetes y útiles escolares.


"No vamos a las comunidades a regalarles cosas nada más porque sí, eso es fomentar a que sigan en esa situación", señala Héctor.


"Queremos que ellos se ganen lo que reciben, por eso les damos juguetes y útiles a los niños con buenas calificaciones y a los que tengan su casa limpia".


Los voluntarios también previenen de adicciones y embarazos adolescentes y dan clases de valores, maquillaje, corte de cabello, carpintería y soldadura, entre otros.


Una meta para antes de que comience este ciclo escolar es entregar útiles escolares, mochilas y zapatos a 5 mil 300 niños de bajos recursos.

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