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Qué ocurre realmente en nuestro cuerpo cuando consumimos cannabis

Hay quien defiende sus virtudes terapéuticas, pero los estudios concluyen que puede tener consecuencias nefastas para la memoria o los huesos


  

 

¿Perjudicial o terapéutica? Es la pregunta que arrastran décadas los debates sobre si el consumo de marihuana debe de ser o no legal. En 2016, justo cuando varios estados en los Estados Unidos lo han legalizado por sus posibles efectos terapéuticos, varias investigaciones científicas apuntaban riesgos de fumar porros que van más allá de los ya conocidos, como sacar peores notas en clase, tener menor sensación de satisfacción o sufrir adicción.


“La marihuana es una preparación a base de hojas y flores secas de la planta Cannabis sativa. En la planta hay casi 100 sustancias, pero todavía no conocemos las acciones de gran parte de ellas sobre el cerebro. No obstante, sí se sabe que varias afectan a la actividad neuronal”, explica Emilio Ambrosio, catedrático de Psicobiología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).


Uno de los reclamos para justificar su legalización es apuntar a que la marihuana tiene propiedades medicinales, partiendo de informaciones proporcionadas por usuarios con diversas patologías, desde epilepsia a la enfermedad de Parkinson, que afirman que sus síntomas mejoran tras fumar porros. Sin cuestionar su posible importancia terapéutica, la literatura científica señala, sin embargo, que causa empobrecimiento cognitivo y daño cerebral.


Por ejemplo, el consumo crónico de marihuana disminuye el nivel de flujo sanguíneo en numerosas regiones del cerebro, entre otras en el hipocampo, vital para la memoria a largo plazo, especialmente vulnerable en las primeras fases del Alzheimer, deteriorando el recuerdo de experiencias pasadas. “Eso implica que pueda llegar menos glucosa y oxígeno a las neuronas (o llegar más tarde) en esas partes del cerebro, con lo que la comunicación neuronal en las demencias puede verse seriamente afectada”, apunta el investigador Ambrosio.


Se sabe que el consumo regular de marihuana en la adolescencia induce cambios en las funciones y las estructuras en el cerebro que se manifiestan cuando son adultos. Esos cambios se dan al reducir la conectividad entre regiones del cerebro fundamentales para el aprendizaje y en la memoria.


Perder kilos y tener unos huesos más vulnerables a roturas también forman parte del catálogo de posibles efectos de la marihuana en nuestra salud, según un estudio de la American Journal of Medicine.


La actividad visual también se ve alterada al fumar cabannis, ya que un consumo habitual de marihuana puede retrasar el procesamiento de la información visual en nuestra retina. Una investigación reciente publicada en JAMA Ophthalmology detectó que los fumadores regulares experimentan un ligero retardo en el funcionamiento de las células encargadas de procesar la información visual entrante, de conectar la retina con el cerebro y de transformar la luz a través de una serie de pulsos eléctricos.

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