Cultura de la Legalidad es la actitud que tiene una sociedad hacia sus leyes. Una sociedad tiene cultura de la legalidad cuando la mayoría de sus miembros conoce y entiende los principios que rigen el derecho de su país, está de acuerdo con seguir las leyes y hace que se cumplan. Están de acuerdo en denunciar a quien no cumpla las leyes y a acatar los castigos por romperlos. Es un bien común que todos estamos llamados a promover, porque hoy la práctica y la cultura de la corrupción deben ser sustituidas por la práctica y la cultura de la legalidad.
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Es necesario considerar que la autoridad debe emitir leyes justas, es decir, conformes a la dignidad de la persona humana y a los dictámenes de la recta razón, de no ser así, podemos decir que es una ley inicua, una ley injusta, se convierte en un acto de violencia y no estamos como ciudadanos obligados a seguirla.
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Todos estamos llamados a construir y asegurar un estado de derecho, es decir una cultura de la legalidad. Es por eso que no debemos acostumbrarnos a vivir en una comunidad de violencia, inseguridad y miedo, en un entorno no favorable para el pleno desarrollo de las personas: robos, asaltos, secuestros, agresividad al manejar, irritabilidad con quienes nos rodean, etcétera. Este fenómeno es resultado principalmente de tres factores: la desintegración de la familia que lleva a una desintegración de la sociedad y de una pérdida de la cultura de la legalidad que se traduce en la corrupción. La corrupción priva a los ciudadanos de un bien común fundamental, el de la legalidad. Siendo esta un bien común universal y una de las claves para el desarrollo (porque permite establecer relaciones correctas entre sociedad, economía y política), dispone el marco de confianza en el que se inscribe la actividad económica.
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