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El mal servicio de agua potable deja costosas secuelas

Las familias necesitan servicios básicos de calidad para llevar una vida sana, sin que sus bolsillos se vean altamente afectados. Para los que cuentan con menos recursos significa gastar 20% de sus ingresos debido al mal servicio potable.


  

 

Debido al mal servicio de agua potable, 81 por ciento de los mexicanos la adquieren embotellada, para lo cual los hogares desembolsan entre 5 y 10 por ciento de sus ingresos, pero en los más pobres el gasto llega a representar 20 por ciento, señaló Jorge Alberto Arriaga, coordinador del Observatorio Hídrico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).


Explicó que esta situación forma parte de las expresiones de inseguridad hídrica que existen en el país, la cual afecta sobre todo los hogares en pobreza, ya que 20 por ciento de los que viven en esa condición carecen de agua potable y 21 por ciento de drenaje. Además, aunque cuenten con la red de agua potable, 52 por ciento de las viviendas con menores recursos económicos la reciben esporádicamente, lo que significa quemás de la mitad de los pobres tienen mal servicio.


La UNAM impulsó el Programa de Desarrollo Hidráulico para Puebla, Oaxaca y Tlaxcala, donde se trabaja con ocho localidades con el propósito de garantizar la gestión de los servicios de agua y saneamiento en forma eficiente y sustentable para mejorar la competitividad y promover el desarrollo con participación social, explicó por su parte José Daniel Rocha, del Programa Hidráulico de la universidad nacional, durante la conferencia Acceso al agua, factor para mejorar la calidad de vida.


Sobre el tema de la inseguridad hídrica del país, Arriaga explicó que otra forma de proveer el líquido es por medio de pipas, en las cuales los precios pueden ser variables, ya que van de 300 a mil 200 pesos. Recordó que en la ciudad de México hubo problema en San Bartolo Ameyalco, delegación Álvaro Obregón, donde se generó un conflicto social por ese motivo.


El investigador explicó que si se suman todos los desembolsos que realizamos para solventar el mal servicio, gastamos más de lo que pagamos en tarifas justas. Añadió que en algunos casos aumentarlas y llegar a un buen servicio podría eliminar la compra de agua embotellada, o al menos la de las pipas.


Refirió que otra forma en que se expresa la inseguridad en el abasto es en las enfermedades hídricas. A escala mundial mueren más personas por diarrea que de tuberculosis o sida.


Aseveró que de acuerdo con un informe de la Organización Mundial de la Salud, la falta de agua incide en enfermedades no transmisibles, como la diabetes, ya que a algunos pueblos alejados llega Coca Cola, no agua,entonces la gente se ve obligada a tomar esas bebidas azucaradas para proveerse de algún líquido. Este organismo ya lo ve como una tendencia.


Afectaciones en espalda, rodillas y pies por acarreo de cubetas


Otros padecimientos asociados al agua son el transporte del líquido, porque hay personas que caminan kilómetros cargando cubetas o botes, y eso impacta en sus espaldas, pies y rodillas. En Oaxaca, las amas de casa, que son las que administran el agua en el hogar, y que no saben cuándo puede llegar el servicio, no duermen, tienen que estar pendientes para recolectarla.


Explicó que el agua también incide en la vulnerabilidad de las comunidades, ocasionada por los fenómenos hidrometeorológicos. Los índices de mortalidad son mayores en lugares pobres, ya que para ellos es más difícil la recuperación. Recordó que hay familias que aún no se pueden recuperar de las inundaciones de 2010 en Tabasco, son los hogares más pobres. Apuntó que en 20 años se han gastado 2 mil millones de dólares por daños ocasionados por las inundaciones.


Asimismo, dijo que la sequía en el norte del país eleva la competencia por el recurso. Ahí están las grandes industrias que se pelean por el agua para consumo humano, destacó. 

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