En España se registraron en 2010 un 5,4% de abortos químicos frente al 18,5% de 2015

El aborto químico está sustituyendo al quirúrgico. Esta es una de las principales conclusiones del informe «El aborto en España. 30 años después (1985-2015)» presentado por el Instituto de Política Familiar (IPF) hoy. En efecto, según las estadísticas oficiales de abortos registrados del Ministerio de Sanidad, en el 2010 se registraron un 5,4% de abortos químicos frente al 18,5% del 2015. Sin embargo, el IPF denuncia que los datos oficiales actuales del Ministerio de Sanidad son incompletos y no reflejan la realidad del aborto. «Hay comunidades autónomas, entre ellas la Comunidad de Madrid, que no registran los abortos químicos ni disponen de protocolos de seguimiento», advierte Eduardo Hertfelder, presidente del Instituto de Política Familiar. El informe presentado este martes extrapola los datos de las CC.AA. que si ofrecen registros públicos de abortos químicos al conjunto nacional.

El resultado según los cálculos que hace esta entidad es que en el 2015 hubo 23.266 abortos químicos (un 23% del total) que sumarían más de 100.026 frente a los 94.188 ofrecidos por el Ministerio. «La tendencia a la quimicalización del aborto no sólo pretende desdramatizar el problema sino también invisibilizarlo», denuncia Hertfelder, quien exige a las distintas comunidades que «cumplan con su obligación de transparencia» y ofrezcan los datos completos de los abortos de sus regiones. Además, el informe del IPF remarca que si se sumarán los abortos por Píldora del Día Después (PDD), la cifra sería muy superior. «Es muy difícil afirmar cuántos de los 700.000 consumos anuales de PDD acaban en abortos, pero sí podemos afirmar que la PDD tiene un doble efecto: antiovulatorio, pero también anti-implantatario, es decir, es o puede ser abortiva y se está dispensando sin ningún tipo de control administrativo ni sanitario», apunta Hertfelder.

Pero, al margen de la posición subjetiva que se tenga sobre el aborto, prosigue el director del IPF, «el hecho objetivo es que destruye capital humano en una proporción creciente, es un freno a la natalidad y está favoreciendo el envejecimiento y la inversión de la pirámide poblacional, ya que el número de abortos que se produce en un año es equivalente a más de un tercio del déficit de natalidad que tiene España». De hecho, añade, «si no hubiera abortos el índice de fecundidad estaría alrededor de 1,6 hijos/mujer en lugar de 1,33 y más cerca del nivel de reemplazo generacional», aseguran.