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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó este lunes a Israel en la segunda etapa de su primer viaje al extranjero.


  

 

Se espera que aborde el proceso de paz palestino-israelí y asuntos de seguridad regional, así como reafirmar el compromiso de EE.UU. en su alianza con Israel.


Fue recibido en el aeropuerto de Tel Aviv por el presidente israelí, Reuven Rivlin, y por el primer ministro, Benjamin Netanyahu.


"En mi primer viaje al exterior como presidente, he venido a esta antigua tierra sagrada a reafirmar el lazo inquebrantable entre Estados Unidos y el Estado de Israel. Tenemos por delante una oportunidad excepcional para traer seguridad, estabilidad y paz a esta región y a su gente, venciendo el terrorismo y creando un futuro de armonía, prosperidad y paz. Pero solo llegaremos allí si trabajamos juntos; no hay otro modo", dijo Trump en sus palabras durante la ceremonia de bienvenida.


Rivlin dijo que la visita de Trump era un símbolo del "inquebrantable vínculo entre Israel y Estados Unidos".


La visita es la segunda de las tres paradas en la agenda del presidente destinadas a destacar la importancia de las tres mayores religiones monoteístas del mundo. Llega en Israel después de visitar Arabia Saudita, el hogar de los dos lugares más sagrados en el Islam, y después se dirigirá al Vaticano, sede de la Iglesia católica.


Después de aterrizar en Tel Aviv, Trump se dirigirá a Jerusalén para una serie de reuniones, discursos y visitas simbólicas.


En la primera jornada, se reunirá con Rivlin y con Netanyahu, y visitará la Iglesia del Santo Sepulcro y el Muro de las Lamentaciones.


En la segunda jornada, viajará a la ciudad cisjordana de Belén para reunirse con el presidente palestino Mahmoud Abbas, y después visitará el museo del Holocausto de Israel, donde depositará una ofrenda floral y dará un discurso.


La visita de Trump se produce una semana después de que la alianza de Estados Unidos con Israel fue puesta a prueba tras los informes de que el presidente estadounidense divulgó información de inteligencia altamente confidencial obtenida por los israelíes durante su reunión con el canciller ruso.

 

El conflicto palestino-israelí será parte central de la agenda de Trump, que se reunirá con los líderes de ambas partes. El mandatario estadounidense, por su parte, ha incrementado las expectativas, expresando su optimismo de que después de casi 70 años de conflicto pueda negociarse finalmente un acuerdo de paz.


Trump y sus asesores han puesto las conversaciones de paz entre israelíes y palestinos entre las prioridades de su política exterior y el presidente busca demostrar algún progreso hacia ese objetivo en el viaje.


Trump se ha presentado a sí mismo como un "mediador, un árbitro o un facilitador" para ayudar a ambas partes a llegar a un acuerdo de paz duradero.

 

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Documento reservado alertó de la ola de expresiones xenofóbicas


  

 

Gobernadores de Estados Unidos rechazan políticas migratorias de Donald Trump, así lo aseguró el presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago).


En entrevista para un medio nacional, Graco Ramírez afirmó que: "Los gobernadores de EU no comparten la política de Trump contra México y están a favor de mejorar el TLCAN para beneficio de ambos países”.


Ante las políticas de Trump, los mandatarios estadounidenses están preocupados por los efectos negativos que éstas puedan tener en la economía, así lo mencionó el titular de la Conago.


Asimismo agregó que durante su encuentro con dreamers en los EU en donde se habló sobre la Agenda Migrante, envió al juez James P. Donahue para revisar el caso de un joven que fue arrestado injustificadamente.


En la reunión el mexicano estuvo acompañado de Susana Martínez, de Nuevo México; Terry McAuliffe, de Virginia; Scott Walker, de Wisconsin, entre otros.

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Los países centroamericanos del Triángulo Norte se verían aún más afectados que México por las políticas de Donald Trump, ya que sus economías dependen más fuertemente de las remesas.


  

 

Tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE.UU., los medios han puesto sus ojos en México y en lo que podría significar una nueva política migratoria de EE.UU. para el país vecino. No obstante, son los países centroamericanos del llamado Triángulo Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) que se verían todavía más afectados por un cambio brusco en las políticas migratorias de EE.UU. Aunque México pone la mayor parte de los migrantes hispanos viviendo en EE.UU., en términos de efectos económicos que tienen en su país de origen, la situación se ve muy diferente.


Con alrededor de un dos por ciento del producto interno bruto (PIB), las remesas no tienen un mayor impacto en la economía mexicana. Todo lo contrario en el Triángulo Norte: según cifras del Banco Mundial, en Guatemala, las remesas constituyen un 10 por ciento de la economía, en El Salvador y Honduras llegan incluso hasta más del 15 por ciento del PIB. Por lo tanto, una deportación masiva de migrantes de EE.UU. tendría fuertes repercusiones económicas y sociales en estos países.

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