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Estados Unidos respondió este fin de semana al lanzamiento, por segunda vez en menos de un mes, de un misil intercontinental por parte de Corea del Norte por una doble vía: militar y "diplomática".


  

 

Según informó el Pentágono, las operaciones de respuesta, realizadas en conjunto con fuerzas de Corea del Sur y Japón, consistieron en el despliegue de bombarderos B-1B sobre la península coreana y una prueba del Sistema de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (Thaad, por sus siglas en inglés), un escudo antimisiles instalado en Alaska.


Un comunicado de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en el Pacífico indicó que los bombarderos supersónicos fueron escoltados por cazas surcoreanos y japoneses en un vuelo bajo sobre una base aérea cerca de Seúl, antes de retornar a las islas Guam, donde tienen su base.


Mientras, del lado opuesto del Pacífico, la Agencia para la Defensa con Misiles de Estados Unidos probó en Alaska por segunda vez en poco más de dos semanas su sistema Thaad, el mismo que Washington instaló en Corea del Sur y al que se opone China.


"El Thaad interceptó un misil balístico de medio alcance lanzado por un C-17 de las Fuerzas Aéreas sobre el océano Pacífico. El sistema, instalado en el complejo militar Pacific Spaceport, en Kodiak (Alaska), detectó, persiguió e interceptó el objetivo", indicó el comunicado.


Sin embargo, este tipo de escudo no está diseñado para interceptar un misil balístico intercontinental, como el utilizado el viernes por Pyongyang, sino otro sistema denominado Ground-based Midcourse Defense que no ha sido suficientemente probado por el Pentágono.

 

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