Rayaron, prendieron fuego e incluso golpearon a un joven que levantó la bandera del Vaticano. Una vez más, las manifestaciones por el Día Internacional de la Mujer terminaron en violencia en las afueras de las catedrales de Buenos Aires y Montevideo, en la que la primera se llevó la peor parte.

En horas de la noche en la capital de Argentina, personas encapuchadas se dirigieron a la Catedral para lanzar botellas, piedras y prender fuego al frontis que estaba protegido con vallas.

Una de las consignas de los atacantes fue "Iglesia, basura, vos sos la dictadura", como suelen corear estos grupos en este tipo de incidentes.

En las vallas que estaban ante la catedral, también escribieron “aborto legal” y “Ni Dios ni amo”, entre otras pintas.

Cuando la violencia aumentó un joven salió al frente a levantar la bandera vaticana lo que provocó la ira de un grupo de mujeres que lo acosó y lo agredió violentamente.

Incluso los medios de comunicación que cubrían el hecho fueron violentados. La policía intervino apagando el fuego y lanzando gases lacrimógenos para reprimir a la turba.

En las redes sociales los incidentes fueron seguidos a través de dos hashtags que fueron tendencia: #Catedral y #TipicoDeFeminazi, que se podían apreciar en miles de tuits.

La violencia hacia los templos y las personas que defienden su fe se ha repetido año tras año luego de estas manifestaciones.

"Recordaremos esta noche como el momento en que empezó este nuevo capítulo para la grandeza de Estados Unidos".

El presidente Donald Trump, muy ceñido al guión, sorprendió este martes ante el Congreso con su discurso pleno de notas positivas. "El tiempo para pensar en pequeño se acabó", dijo.

La mayor ovación en el Congreso no fue para Donald Trump: las lágrimas de la viuda del marine "Ryan" Owens, fallecido en una redada en Yemen

Y aunque tuvo también momentos en que se vio el Trump que estigmatiza a los inmigrantes e insiste en el muro con México, en general dejó a un lado el tono casi apocalíptico con el que muchas veces se refirió a su país a lo largo de la campaña y en las primeras semanas de su gobierno.

De hecho, casi por primera vez en su carrera política reciente, apeló al optimismo y a la conciliación al presentar los lineamientos para su primer año de gobierno.

"El momento para las peleas triviales quedó atrás. Sólo necesitamos el valor para compartir los sueños que llenan nuestros corazones".

Trump sonó por primera vez como un estadista convencional, más que como un político insurgente empeñado en demoler el orden vigente en Washington.

Aunque buena parte de las menciones de sus propuestas fueron muy generales, presentó muy poca cifras para detallar cómo implementaría sus planes.

Y en varios pasajes de su intervención presentó extensas listas de promesas que no cuentan con consenso entre todos los congresistas de su propio partido republicano, mucho menos entre la oposición demócrata.