La psicóloga señala algunos signos no tan graves pero que ya indican que algo está sucediendo con el adolescente o el joven: baja en las calificaciones, cambios de humor, se le ve preocupado, alterado, angustiado, se le nota distraído, y frecuentemente bloquea la comunicación con los padres.
Entre los signos graves se pueden enumerar: no se levanta de su cama, no se baña, no come, no tiene interés por las actividades que cotidianamente hace, le cuesta mucho ir a trabajar o a la escuela, no tiene proyectos. Empieza a preguntarse: “¿Para qué estoy aquí? Nadie me ve, a nadie le importo”.
La psicóloga advierte que es importantísima la supervisión y el acompañamiento de las padres; estar atentos a estos signos y asegurarse de que el hijo está bien. Recomienda dar “seguimiento y supervisión empática e inteligente, y dado el caso, realizar intervenciones de emergencia”.
Padres de familia: no tengamos miedo. Si vemos señales no renunciemos a acercarnos a nuestros hijos, a preguntarles, a hablar con ellos. No dejemos que se abra un abismo de indiferencia bajo un mal entendido “respeto”. Acerquémonos a nuestros hijos, seamos más observadores y tratemos de entablar el diálogo con ellos. El trabajo y las ocupaciones pasan a un segundo plano cuando se trata de la salud y el bienestar de nuestros hijos.
Seguiremos hablando de este tema. Pero puedes hacer mucho hablando con tus hijos. Espero tus fotos para el mosaico de fotos más grande del mundo.
Tomemos conciencia.
El bien de todos es tarea de todos.
Marcial Padilla
ConParticipación
P.D.Para seguir informando y participando en la agenda pública en defensa de nuestros valores, te pido que apoyes nuestra labor con un donativo de $20 pesos. Haz clic aquí.
[1] Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), estadísticas de mortalidad, rubro: suicidios. http://www.beta.inegi.org.mx/temas/mortalidad/