Muchos hemos pasado por la muerte de algún ser querido, quizá en edad avanzada y/o después de una larga y dolorosa enfermedad. En esas situaciones nos preguntamos qué se puede hacer para ahorrarle sufrimiento ante el paso final de la vida a la muerte. Pues bien, corremos el riesgo de confundir el acompañamiento en el dolor, con producir la muerte. No es lo mismo morir que matar.
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Ahora mismo en Nuevo León nos encontramos ante una iniciativa a la que debemos prestar atención, pues aunque está bien intencionada, es imprescindible que se revise que no incluya la eutanasia (matar al enfermo) en vez de darle los cuidados paliativos (quitar el dolor durante el proceso de muerte).
El pasado 11 de julio el diputado Tláloc Cantú presentó una iniciativa de reforma al artículo 3 de la Constitución de Nuevo León. Entre otros puntos la iniciativa plantea que se provea de medicamentos a las personas desahuciadas; por otro lado, pretende que se reconozca el derecho a una “muerte digna”[1]. El diputado señaló que con esto el paciente podría poner fin a sufrimientos innecesarios que muchas veces derivan de procedimientos médicos que lo mantienen con vida sin que haya esperanza de curación. En este último punto en particular se debe proceder con cautela porque se corre el riesgo de que la iniciativa lleve a legalizar la eutanasia. Hay que asegurar también que no dé pie al encarnizamiento terapéutico.
Firma y comparte esta petición para solicitar al diputado Cantú que la iniciativa de “muerte digna” no permita la eutanasia o el encarnizamiento terapéutico.
La eutanasia no es éticamente correcta porque se hace o se omite una acción para producir la muerte y eliminar el dolor[2]. Por ejemplo, si se deja al enfermo sin los cuidados básicos (alimento o agua) en realidad se está matando a la persona.
Tampoco es ético caer en el encarnizamiento terapéutico, que es el uso de terapias que no tienen ninguna utilidad para curar al enfermo y aumentan su sufrimiento; se consideran desproporcionadas en relación al riesgo-beneficio y solamente alargan de manera artificial la agonía[3].
El respeto a la vida en todas sus etapas y el respeto a la dignidad humana son valores que como sociedad no debemos perder. Por tanto estaremos atentos a que esta iniciativa no llame “muerte digna” a lo que en realidad es eutanasia (que como ya dijimos no es ética) y a que no permita el encarnizamiento terapéutico.
Colabora para que la iniciativa de “muerte digna” en Nuevo León respete la vida del paciente. Firma y comparte esta petición.
Tomemos conciencia.
El bien de todos es tarea de todos.
Marcial Padilla
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[2] Ramón Lucas Lucas, Bioética para todos (México: Trillas, 2003).
