Vamos a explicar lo anterior. En palabras más simples: si el bebé nace vivo, aún y después de la inyección letal o la asfixia por el bloqueo del cordón umbilical, no se le debe reanimar. El personal médico no hará absolutamente nada más que observar al bebé hasta que muera.
El Dr. Fabrizio Canabal, pediatra y especialista en cuidados intensivos, señala que a esto se le podría llamar “negación de la vocación médica”, y lo explica: “eso ya existe en las clínicas abortistas, es como una ‘negación de la vocación médica’, por llamarle de alguna manera. Es negar todo el instinto de salvación y de ayuda a la humanidad, no haciendo lo que deberías hacer cuando un ser humano de cualquier edad y en cualquier circunstancia está teniendo un riesgo de vida o muerte; lo que se debería hacer en ese caso es darle las medidas básicas de reanimación. Es decir, lo que allí dice es que si les falló la inyección para provocar el deceso -que sí sucede- o pinzaste el cordón y no alcanzó a morirse completamente, y sucede que nace y tiene signos de vida, no debes dar medidas de reanimación. Es una aberración que una persona que ostente el cargo de ayudar a la vida o a la salud, haga este tipo de cosas. Es totalmente incongruente con la vocación médica y con la evidencia científica”.
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