Una noticia importante y positiva para las madres trabajadoras, los padres y la familia.

Las embarazadas que estén afiliadas al IMSS o Issste podrán elegir si su incapacidad la toman antes o después del parto, esto tras las modificaciones aprobadas por el Senado en materia de seguridad social y que se espera queden listas este mismo año, de acuerdo con el portal de noticias El Financiero.

Las embarazadas afiliadas al IMSS o Issste podrán elegir la fecha de su incapacidad. Si estás embarazada y cotizas en alguno de los dos sistemas de seguridad social, pronto podrás elegir si la incapacidad que otorga el IMSS o el Issste la tomas antes del parto o bien, una vez que el bebé nació.

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Esto, luego de que el pleno de la Cámara de Senadores avalara reformar la Ley del Seguro Social, y el artículo 28 de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, con la finalidad de reconocer a las trabajadoras afiliadas al Instituto Mexicano del Seguro Social el derecho a transferir hasta cuatro de las seis semanas de descanso previas al parto, para después del mismo.

El Senado de la República avaló por 81 votos reformar el artículo 101 de dicha ley el pasado jueves, aunque debido a algunos cambios que se hicieron la iniciativa fue regresada a la Cámara de Diputados, que originalmente aprobó la iniciativa, por lo que las modificaciones podrán quedar listas este año.

Los senadores coincidieron en el derecho de las mujeres aseguradas al Instituto Mexicano del Seguro Social y al Issste , para elegir libremente cuándo tomarán la parte no obligatoria de su maternidad.

Registro de nacimientos

De acuerdo con un estudio realizado por el Hospital General "Jesús Kumate Rodríguez", la cifra de partos se incrementa entre julio y septiembre; en promedio se atienden 100 nacimientos más que en el resto del año y esto se debe a la relación que hay con el incremento en el número de bodas que se realizan entre octubre y diciembre, informó Rubén Maldonado Villanueva, director del nosocomio.

El Hospital General atendió durante 2014 cinco mil 399 eventos obstétricos.

Durante su participación en el Sínodo de la Familia, el doctor Edgar Humberto Tejada Zevallos, médico en Bioética y Biojurídica, de Perú, manifestó que el individualismo, hedonismo, relativismo, mercantilismo y consumismo, figuran como los principales desafíos que debe afrontar la familia.

Vengo de Lima, Perú. Estoy casado con Mayela hace 49 años. Ella no ha podido venir al Sínodo. Tenemos 4 hijas y 7 nietos. Colaboro con la Conferencia Episcopal del Perú, en la Comisión de Familia y Vida, desde 1995, como bioeticista.

Quisiera referirme a los numerales 140 y 141 del Instrumentum laboris mencionados ayer por mi maestro en la Pontificia Academia pro Vida, Su Eminencia el Cardenal Elio Sgreccia.

La civilización actual, Santo Padre, sabemos todos que presenta muchos desafíos que afectan a la familia: individualismo, hedonismo, relativismo, mercantilismo, consumismo, y muchos otros.

Por un lado, hay matrimonios que quieren evitar tener hijos a cualquier costo, acudiendo al uso de anticonceptivos hormonales, que todos sabemos que son abortivos, que tienen efectos abortivos, acudiendo a esterilizaciones y aún al aborto. (Humanae vitae número 17 y Evangelium vitae número 16).

Por otro lado, hay parejas que creen que el tener un hijo es un derecho, sin tener presente que los hijos son un don de Dios, y acuden así a medidas que además de ser un atentado contra la moral, cuestan la vida de inocentes, tales como la fecundación in vitro, en cuyos procedimientos muchos embriones son eliminados, son quemados, son congelados o se comercializan.

Acuden también a los vientres de alquiler y a otras medidas denegadas de moral, trayendo como consecuencia un gran número de embriones sacrificados sin misericordia o usados en experimentos, o congelados.

Santo Padre, creo que en el documento de trabajo, en los numerales 140 y 141 se podrían mencionar claramente estas amenazas a la vida y a la familia, y así poder tal vez hacer llegar estos conocimientos a muchos cristianos que quizás por ignorancia cometen estas inmoralidades.

"El Estado ha determinado que usted y sus afiliados de Planned Parenthood ya no son capaces de realizar servicios médicos en una forma profesionalmente competente, segura, legal y ética", explicó Bowen a la multinacional del aborto en su misiva.

El gobernador del estado de Texas (Estados Unidos), Gregory Abbott, anunció el 19 de octubre que cortarán el financiamiento de Medicaid (seguro médico para personas de bajos ingresos) a las instalaciones de Planned Parenthood en ese territorio.

El anuncio se realizó luego de que el Inspector General de la Comisión de Servicios Humanos y de Salud de Texas, Stuart Bowen, remitiera una carta a Planned Parenthood de la Costa del Golfo notificándoles la terminación del financiamiento debido a "serias violaciones al programa Medicaid".

"El Estado ha determinado que usted y sus afiliados de Planned Parenthood ya no son capaces de realizar servicios médicos en una forma profesionalmente competente, segura, legal y ética", explicó Bowen a la multinacional del aborto en su misiva.

Bowen señaló entre las razones para finiquitar el financiamiento a Planned Parenthood "la extensa evidencia en video filmada en su instalación (Costa del Golfo) y otras afiliadas de Planned Parenthood en todo el país", en las cuales se reconocen faltas como "alterar el tiempo o método de aborto" para "obtener tejido fetal".

Desde mediados de julio, el Center for Medical Progress ha difundido 10 videos revelando el tráfico de órganos de bebés abortados en las instalaciones de Planned Parenthood en Estados Unidos, incluida la clínica de la Costa del Golfo.

Al anunciar la medida, Abbott aseguró ayer que "Texas ha dado un paso adelante y ha mostrado su compromiso inquebrantable de proteger la vida y de proveer de servicios de salud a las mujeres".

"La espantosa recolección de partes de cuerpos de bebés de Planned Parenthood no será permitida en Texas, y las prácticas brutales deben llegar a su fin", señaló.

Para Abbott, "finalizar la participación de los afiliados de Planned Parenthood en Medicaid en el estado de Texas es otro paso para proveer mayor acceso a atención de salud segura para mujeres, al mismo tiempo que protegemos a nuestros más vulnerables, los no nacidos".

La oficina del gobernador aseguró que la medida no afectará el acceso al cuidado de la salud de las mujeres porque "hay miles de proveedores de salud adicionales en Texas", entre ellos centros de salud calificados federalmente, clínicas de salud rurales certificadas en Medicaid, y otros proveedores de servicios de salud en el estado que participan en el programa de Salud de la Mujer de Texas y en Medicaid.

Kellie Fiedorek, consejera legal de la organización estadounidense Alliance Defending Freedom, elogió la decisión del gobierno del estado de Texas e indicó que con esta medida "se ha asegurado de que las organizaciones con un historial de abuso y potencial fraude no reciban más su dinero".

Fiedorek destacó que en adelante en Texas podrán tener la seguridad de que el dinero de los impuestos de los contribuyentes "está siendo enviado a organizaciones del cuidado de la salud que realmente priorizan la salud de la mujer".

Con esta medida, Texas se convierte en el sexto estado en retirar fondos públicos a Planned Parenthood, después de Arkansas, Alabama, New Hampshire, Utah y Louisiana. Este último ha sido enjuiciado por Planned Parenthood en un intento por obligar al estado a continuar su financiamiento.

Planned Parenthood recibe del gobierno federal Estados Unidos más de 500 millones de dólares al año, que proceden de los impuestos de los contribuyentes. 

Poema en The Best American Poetry 2006. Autora: Alison Townsend

Que me dolió, a pesar del anestésico, Aplicado con una aguja larga, inyección directa al útero. Que me dieron en el nervio vago la primera vez y me caí cuando intenté pararme.

Que luego de la segunda inyección mis piernas se cerraron de golpe: De modo instintivo como el de cualquier madre feral que protege a su polluelo, zorrito, cachorro.

Que sostuve la mano de una enfermera hispana y lloré cuando dijo: "Mi niña, no tienes por qué hacer esto". Que yo pensaba que sí debía hacerlo, aunque casi me levanto y me voy.

Que el doctor fue majadero al decirme (cuando me vio consciente): "Siempre las que quieren andar despiertas son a las que habría que dormir". Que la dilatación y el legrado son exactamente a lo que suenan: Abrir, raspar, extraer un resto de tejido pegado.

Que las madres crean y quitan vida. Que para llegar a la clínica atravesé un piquete. Que quise regresar otro día pero supe que si me iba no volvería.

Que mi cabeza no estaba como te hice creer, decidida esa noche por la Paternidad Planeada, con el papelito del laboratorio dando positivo brillante en mi mano como un boleto al cielo. Que aquí fue donde la honda raíz de la tristeza empezó a arraigar.

Que estuve en nuestro cuarto días antes del "procedimiento" con mi blusa abierta y el brasier suelto, mirándome los pechos, maravillada por cómo se habían hinchado, incluso a las ocho semanas, como una fruta nunca vista por mí, recordando el ascenso y caída del cuerpo de mi madre mientras amamantaba a mi hermana.

Que me sentí habitada entonces. Encarnada, las células de mi piel resplandecientes con brillo, y susto.

Que quise estuviéramos casados, aunque parecía fuera de moda. Que quise oírte decir: "¿Un bebé? Adelante" en lugar de "Es tu cuerpo. Tú decides".

Que todo fue quirúrgico y limpio, ni siquiera con sangre después en el Kotex que me hacía sentir de catorce.

Que soñé con eso durante semanas. Que nos casamos años después, con ese sueño rasgado entre nosotros. Que habría querido sentir el tazón duro de mi vientre. Que pensé que era lo práctico: tú en el posgrado, los dos sin seguro médico, yo la única con chamba.

Que la mesa donde me acostaron estaba fría. Que había el póster de un gatito colgando de la rama de un árbol, con las palabras "Agárrate fuerte, bebé" sobre el techo encima de mí. Que barajé nombres una y otra vez en mi cabeza como piedras luminosas: Caitlin, Phoebe, Rebecca, Siobhan.

Que la enfermera lloró conmigo, como en algún destino sud-californiano del siglo veinte, partera de la muerte en su uniforme con flores impresas. Que me envolvió las manos en su suéter azul marino.

Que describí el embrión del tamaño de un pulgar dentro de mí de los modos más obvios: Camarón, cacahuate, capullo a punto de abrirse. Pero no bebé, nunca bebé.

Que guardé el papeleo como prueba de que me habían admitido en la escuela para madres. Que te conté una buena historia haciéndote creer que yo no habría podido escribir con un niño,
Que este era el comienzo del final para nosotros. Que aunque hoy somos amables, y cordiales cuando nos vemos, diez años después de nuestro divorcio, es la única cosa que no puedo perdonarte.

Que me ha llevado veinte años encontrar las palabras para esta historia. Que no importa cuántos ques escriba; no son —ni serán— suficientes.