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Otras respuestas van a un nivel más profundo, por ejemplo, algunos de ustedes señalan que existe una confusión entre lo que es el amor erótico o meramente “sentimental” y el amor verdadero. También opinan que los jóvenes no saben o no tienen conciencia de lo que es la familia, y que no están recibiendo educación adecuada para prepararse para el matrimonio.

Me han llamado la atención respuestas como la siguiente: “Falta de conocimiento de las ventajas de estar comprometidos por la vía legal e incluso religiosa”, o desconocimiento de la importancia del matrimonio en el ámbito social y para el bienestar de los hijos. Incluso hay padres de familia que reconocen que les ha faltado dar un buen ejemplo a sus hijos de lo que es un verdadero matrimonio, y que sus hijos solo ven problemas y discusiones en casa. Reconocen que le han dado más importancia a dar a sus hijos educación o bienes materiales, que enseñarles valores o la importancia de la familia. Señalan también que los jóvenes ven el fracaso de muchos matrimonios, que el divorcio ha afectado a los hijos y que ha sido una influencia fuerte para que decidan no casarse y vivir en unión libre.

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“El matrimonio ha sido lapidado y menospreciado en todo el ámbito de la sociedad”, opinó alguno de ustedes, y esto coincide con algunas otras respuestas en las que mencionan que falta mostrar en la sociedad ejemplos de matrimonios duraderos y exitosos.

La otra pregunta de la encuesta era sobre qué podemos hacer para revertir esta tendencia de que los jóvenes prefieran vivir en unión libre que casarse. Las respuestas también son muy interesantes. Aquí te resumo algunas de las opiniones:

1. Promover pláticas y cursos pre matrimoniales para que tengan mejor idea de qué significa formar una familia.
2. Darles a los hijos mejor ejemplo como matrimonio y hablar bien del matrimonio como institución.
3. Apoyar a las familias como núcleo de la sociedad para que disminuyan los divorcios y se incrementen los matrimonios entre los jóvenes.
4. Hacer pláticas dirigidas a los jóvenes sobre el amor en pareja, las ventajas de tener un compañero de vida, el respeto y la confianza.
5. Difundir testimonios de los matrimonios con años y experiencia.
6. Educar a temprana edad sobre el valor del matrimonio, la familia y el compromiso.

Interesante, ¿no crees? Reflexionemos: si la imagen del matrimonio está tan deteriorada es quizá en parte porque nosotros mismos lo hemos ocasionado. No hemos sabido defender en la sociedad las ventajas del matrimonio y lo hermoso de la vida conyugal.

Para revalorar el matrimonio, especialmente entre los jóvenes, es necesario empezar en casa. Expresemos más la felicidad y satisfacciones que da el matrimonio, respetemos y demos el valor que merece a nuestro cónyuge; que nuestros hijos nos vean y escuchen expresar amor. Esforcémonos por construir un matrimonio duradero y feliz. Vale la pena hacer el esfuerzo por nuestros hijos y por el futuro de la sociedad.

Ayúdanos a crear conciencia.

El bien de todos es tarea de todos.

Marcial Padilla

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Pues te voy a contar algo de la historia de Mía, en labios de su mamá, Marcela González Cisneros, quien ha luchado incansablemente por la vida de su hija. Recuerda que la condición de Mía se detectó desde el embarazo. Vale la pena conocer su testimonio, que seguramente nos ayudará a valorar aún más la vida y la salud de nuestros hijos.

“El diagnóstico de Mía es Mielomeningocele a nivel lumbo sacro, que es un tipo de espina bífida. Mía nació con la médula totalmente expuesta, es decir, sobre la piel. En la espina bífida la columna no se alcanza a cerrar entonces el tubo neural empieza a salirse de su lugar, en el caso de Mía salió totalmente. La operaron como a las cinco horas de nacida; repararon el tubo neural y le cerraron la espalda, pero sigue teniendo la columna abierta. Se tiene que cuidar que no se golpee o se caiga fuerte”.

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Marcela me platica que cognitivamente Mía no tiene secuelas, aunque el desarrollo en niños con espina bífida es un poco más lento de lo normal. Hasta ahorita balbucea, juega, escucha, repite y hace sonidos. Tiene otros problemas: intestino “flojo” (depende de un laxante), vejiga neurogénica (Marcela le tiene que hacer seis cateterismos cada día para sacarle la orina) y reflujo vesicoureteral, es decir, que se le regresa la orina a los riñones.

“Desde las 13 semanas de embarazo se detectó el problema de Mía. El doctor decía que era algo de la médula pero estaba tan chiquita que no se veía. Se supone que la espina bífida se da cuando hay falta de ácido fólico. Pero yo tomé ácido fólico nueve meses antes de embarazarme. Dicen que puede ser genético, puede ser el ambiente, nadie sabe porqué se da”.

Le pregunto si alguna vez pensó en que hubiera sido mejor que Mía no naciera. Ella me contesta: “Yo creo que nunca pasó por mi cabeza. Nunca estuvo en tela de juicio. Sabíamos que traía una discapacidad pero nunca pasó por nuestras mentes abortar. No fue opción. Lo único era que teníamos la duda de qué iba a pasar más adelante”.

Para concluir nuestra plática Marcela subraya: “Yo creo que son niños muy especiales, que vienen a enseñarnos muchos valores, la unión sobre todo. Son niños igual que todos los demás, tienen el mismo valor que cualquier otro niño, nada más que necesitan una atención diferente. Ellos vienen a enseñarle al mundo esa necesidad de amor y ese potencial que tenemos todos nosotros. Negarle al vida a un niño así, es negarte la vida a ti mismo”.

A los futuros papás que esperan un niño que trae alguna discapacidad, Marcela les deja el siguiente mensaje: “Hay muchos avances médicos. No están solos, pueden acercarse con gente que ya ha estado en la misma situación. Las cosas salen, tal vez despacio, tal vez no. Pero todo sale. Los niños siguen adelante, son súper fuertes y ellos nos enseñan a final de cuentas lo que es la palabra guerrero”.

El testimonio de Marcela y su hija Mía nos enseñan nuevamente que toda vida vale, siempre y en cualquier circunstancia. Mía tiene la suerte de tener unos padres que han sabido ayudarla y sacarla adelante de muchas situaciones difíciles. Lo han hecho movidos por el amor. Y nunca dudaron de que la vida de Mía era valiosa, a pesar de los problemas de salud que desde antes de nacer le detectaron. Era su hija y valía la pena luchar por ella, sin importar las dificultades.

Ojalá aprendamos del testimonio de estos padres de familia, y de Mía, quien a pesar de todos los retos que enfrenta, sigue sonriendo y jugando como cualquier otra niña. Luchemos por la vida de todos, sin importar su condición, enfermedad, discapacidad o edad. Es lo que nos gustaría que hicieran por nosotros.

Tomemos conciencia.

El bien de todos es tarea de todos.

Marcial Padilla

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“Hola, tengo 15 años y estoy embrazada, tengo 8 meses. Me enteré de VIFAC por el periódico. Me sentía triste, sola, y pues acorralada. Ahora me siento más ayudada, más confiada conmigo misma. Y en VIFAC me siento querida”. La mamá de esta chica cuenta: “Antes la relación era muy mala entre ella y yo. Hoy hemos visto las cosas de otra manera, gracias a las terapias que a ella le han dado. Yo no quería acudir aquí, me decían que las maltrataban, que las mandaban a la calle. He comprobado que todo lo que se dice son mentiras. Mi hija ha salido adelante gracias al apoyo de VIFAC. A mi hija la noto muy cambiada, muy alegre, muy segura de sí misma, con más madurez. Yo le digo a las personas que tengan un embarazo no deseado o deseado y no tengan en dónde ampararse, que se acerquen a VIFAC, que sí ayuda”.

Haz click aquí para ver el video.

Como ves, son testimonios que nos comprueban que el debate del aborto no tiene por qué enfrentar a madre y bebé, y que hay soluciones por las cuales ambos, madre y bebé, pueden salir adelante y estar bien.

Estas mujeres buscaron apoyo porque querían a su bebé. Ellas sabían que la vida que habían concebido era una vida valiosa, por la cual había que luchar. Buscaron y encontraron el apoyo que necesitaban.

Aprendamos de estos testimonios de amor y lucha por la vida. Ojalá que en nuestra sociedad se multipliquen instituciones como VIFAC.

Tomemos conciencia.

El bien de todos es tarea de todos.

Marcial Padilla

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