Las últimas familias cristianas aún presentes en Mosul (Irak) están dejando la ciudad en dirección de Erbil, Dohuk y otras poblaciones del Kurdistán que se consideran zonas más seguras.

El nuevo éxodo se ha acelerado en los últimos días, después de que los extremistas musulmanes (sunitas) y los militantes del auto-proclamado califato islámico comenzaran a marcar con letras de reconocimiento las casas de los cristianos y chiítas para luego tomar posesión de ellas.
Según ha informado la página web www.Ankawa.com, la evacuación de los últimos cristianos también se debe a la intensificación de los bombardeos operados por las fuerzas armadas del gobierno en muchos barrios de la ciudad, especialmente por la noche.
En muchos pueblos de la llanura de Nínive, la emergencia principal en este momento se debe a la suspensión del suministro de agua, que se hace aún más insoportable por las altas temperaturas.