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4 Factores de riesgo que tienen las niñas y adolescentes de hoy

Las chicas de hoy no la tienen nada fácil. Por eso, los padres han de ayudarlas a discernir entre lo accesorio y lo que de verdad importa.


  

 

El primer factor de riesgo es la confusión en torno a la identidad sexual. "Las chicas quieren ponerse sexy cada vez más temprano. Y eso no es una buena noticia", dice Sax. Mientras que la forma de vestir de los chicos no ha variado tanto en las últimas décadas, el cambio entre las chicas de 9 a 11 años ha sido brutal: tops con tirantes, pantalones ajustados, minifaldas...


Este empeño por vestirse como si tuvieran una "agenda sexual" produce efectos perjudiciales en su identidad. Como explica Stephen Hinshaw, profesor de psicología en Berkeley, "si las chicas pretenden tener atractivo sexual antes de que realmente lo tengan, se encontrarán con serias dificultades para conectar con sus propios sentimientos".


A Sax no le interesa la decencia porque sí. A su juicio, se trata de un problema antropológico de más calado. "A las chicas de hoy se les bombardea con la idea de que tienen que mostrar su cuerpo para autorrealizarse, o incluso como una manifestación del 'poder de las niñas'. Como padres, tenemos que ayudarles a rechazar esta idea. Los chicos no necesitan quitarse la ropa para demostrar que tienen poder. Las chicas tampoco".


"La sexualidad –añade Sax– es una esfera muy saludable del ser humano y del paso a la edad adulta. Pero la sexualización supone convertirse en un objeto de placer para los demás; es estar expuesto a los otros. La sexualidad tiene que ver con quién eres. La sexualización con lo que aparentas".


Según Sax, esta banalización de la sexualidad ha favorecido –junto a otros factores– que un número considerable de chicas se sientan confusas respecto a su identidad sexual. En un sondeo realizado a más de 20.000 adolescentes y jóvenes de Estados Unidos, el 14,4% de las chicas encuestadas se declara lesbiana o bisexual, en comparación con el 5,6% de los jóvenes que se identifica como gay o bisexual (3).


No sin mi móvil


El segundo factor de riesgo para las chicas es lo que Sax llama la "burbuja digital", ese mundo paralelo hecho de SMS, correos electrónicos y redes sociales. Que las nuevas tecnologías pueden "enganchar" hasta crear una adicción no es ninguna novedad. Lo sorprendente es la brecha que hay entre chicos y chicas en este terreno.


En su libro, Sax se hace eco de un reciente estudio publicado por el Pew Research Center. Una de las conclusiones más relevantes es que mientras una adolescente de Estados Unidos puede mandar unos 80 mensajes escritos al día (bien a través del móvil o del correo electrónico), un adolescente envía 30 al día (4).


Al problema de los SMS compulsivos hay que añadir el tiempo que les quita –y la tensión que les genera– la "creación" de su propia imagen en las redes sociales. "Las chicas saben que si quieren que su perfil sea visitado, necesitan estar colgando fotos continuamente. Las fotos divertidas triunfan, pero todavía triunfan más las fotos sexys".


"Mientras estas chicas permanecen hiperconectadas con sus amigas –dice Sax–, cada vez están más desconectadas de sí mismas". El remedio no está en cortar la conexión a Internet o en quitarles el móvil, sino en enseñarles a usar con moderación las nuevas tecnologías. En ocasiones, esto exigirá a los padres un esfuerzo para ponerse al día: cuando aprendan a manejarse dentro de la "burbuja digital", podrán evitar que su hija quede atrapada en ella.

 

 

 

 

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