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¿Por qué los jóvenes no se casan?

Quizá el verdadero problema sea que, como sociedad, hemos elevado demasiado las expectativas. O que hemos perdido valentía y confianza en la fuerza del amor.


  

 

Un origen oscuro


Cada vez hay más gente "soltera y sin compromiso", en especial en los países europeos, aunque los latinoamericanos no se quedan atrás, también siguen esta tendencia.


Según Eurostat la media de matrimonios anuales en Europa es de 4 por cada 1000 habitantes cuando hace solo 25 años, en 1990, el número era de 6 por 1000 habitantes. En algunos países, hoy se celebran la mitad de matrimonios que hace 25 años.


Motivos de estas cifras


Los datos anteriores tienen sus causas y motivos: hay sin duda condiciones objetivas que lo hacen difícil; pero hay también razones por las que la gente prefiere comportarse de otro modo.


1. Vivienda y trabajo


Entre las causas del descenso de los matrimonios se suele citar el problema de la vivienda, cuyos precios se han hecho prohibitivos para unos jóvenes que, aunque tienen un nivel educativo cada vez más elevado, se encuentran con que no tienen trabajo o se han de conformar con un empleo precario, temporal y mal remunerado.


2. Emancipación


La emancipación es cada vez más tardía, sobre todo en países como Italia y España, donde casi un 40% de los jóvenes de 25 a 34 años siguen viviendo con sus padres, cuando en 1990 eran solo un 25%. La familia de origen se vive ahora como un lugar de protección y seguridad, en el que los jóvenes se benefician de una armonía generacional sin precedentes y, además, en régimen de libertad.

3. Sospecha de la institución


En cuanto a los motivos, según otras encuestas, cuando se pregunta a las parejas de hecho por qué no se casan, casi un tercio responde que "no creen en los compromisos escritos" o que "no creen en el matrimonio", quizá desencantados por el pobre ejemplo recibido.


4. Miedo al compromiso


Con todo, la gran mayoría de la gente sigue apreciando de veras el matrimonio. Incluso dos de cada tres de los que forman uniones de hecho lo valoran positivamente y entienden su propia convivencia como una etapa previa, provisional, orientada al matrimonio. Si esto es así, entonces, ¿qué motivos tienen para no casarse?


5. Cuestión de mentalidad


En efecto, el matrimonio tiene prestigio social. Casarse da estabilidad a la pareja pues reafirma públicamente la voluntad firme de inaugurar un proyecto de familia compartido con quien se ama. El matrimonio sigue teniendo un componente institucional importante. Ahora bien, en la mentalidad cultural actual, al matrimonio le rodean importantes riesgos e incertidumbres. Es difícil fijar las expectativas, anticipar las obligaciones mutuas y los comportamientos que resultarán apropiados en el incierto contexto social, laboral, económico y cultural actual.


6. El ejemplo del divorcio y la ruptura


Por otra parte, el divorcio y las separaciones se han multiplicado en una generación y han llegado a formar parte del horizonte probable para quienes hoy se casan: según Eurostat, los divorcios han aumentado un 25% en los últimos 20 años en Europa.

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