Joaquín Gamboa Pascoe, Presidente del Congreso del Trabajo desde 2005, gustaba de autos de lujo y de acariciar su propia estatua.

Una reportera lo cuestionó un día: "¿No considera un insulto que un líder obrero llegue a la CTM en autos de lujo?". "¡Qué le pasa!" -respondió Joaquín Gamboa-, ¿nada más porque los trabajadores están jodidos, yo también debo estarlo? A mí nunca me verán en huaraches".

Joaquín Gamboa Pascoe, quien falleció este jueves a los 93 años, era integrante de la gerontocracia sindical en México y cumplió más de cuatro lustros como dirigente en diversos gremios. En esta ocasión se fue descalzo, nadie se lleva huaraches a la otra vida.

Como muchos líderes sindicales, que sangran los recursos del país y detienen el verdadero progreso, Joaquín Gamboa, se caracterizó por excesos. Tenía una adicción a los autos de lujo y desplazó las efigies de sus antecesores para colocar su estatua de cuerpo entero en la sede de la CTM, la que gustaba acariciar.

Sobre Pascoe pesaban acusaciones de ser un patrón explotador, al que le detectaron contrabando de oro, marfil y joyas preciosas; también le encontraron un contrabando de fayuca, en el cual había joyas, televisores y hasta refrigeradores.

Se ha hecho costumbre que los dirigentes de la CTM se perpetúen en el cargo y solo lo suelten cuando mueren. Apenas el 23 de octubre pasado, Gamboa había sido reelegido a pesar de su longevidad. Pascoe también fue diputado federal y senador por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).