La malformación que padece es muy grave, pero los médicos y sus padres decidieron trabajar unidos y no caer en el aborto eugenésico. Antes de nacer le detectaron que el corazón y el hígado estaban fuera del pecho, pero decidieron luchar y está apunto de cumplir dos años.
A Catilin y Brian Veitz no les dieron una buena noticia cuando, en noviembre de 2014, en un chequeo rutinario del embarazo, le anunciaron que su hija padecía una malformación congénita poco frecuente que se caracteriza porque el corazón queda fuera de la caja torácica.
En este caso, además, la enfermedad también afecta al hígado. Era, objetivamente, un caso que los abortistas rápidamente encuadrarían en el llamado aborto eugenésico.