Una enfermera sueca ha presentado una queja por discriminación religiosa ante la autoridad de su país, después de que el hospital donde trabajaba como partera la despidió por negarse a asistir abortos.
Ellinor Grimmark afirma que, mientras fungía como interna de enfermería en un hospital de Eksjö, la oferta de continuar trabajando fue declinada, después de que ella informó a su empleador que no iba a asistir en abortos debido a sus convicciones religiosas.
Por otra parte, la joven enfermera dijo que no recibió el apoyo de su sindicato, que le envió una declaración en la que le dejaron en claro “que debía dejar a sus derechos de conciencia en la puerta del hospital”.
Un diario local informó que Grimmark ha terminado sus estudios, y encontró trabajo en otro hospital donde el personal le han dicho que su negativa a asistir con abortos no es un impedimento.
