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Disparan migración persecución y guerras

La situación de riesgo que viven en su país obliga a familias enteras a huir de su patria. En muchos de los casos se trata de persecución por creencias religiosas.


  

 

En los dos últimos años, el cruce de migrantes de manera ilegal hacia Europa ha roto récords, con cientos de miles de personas que prefieren subirse a precarias embarcaciones a sufrir abusos y perecer por conflictos en casa.


Con el aumento de cruces, también se han disparado las muertes: 3 mil 500 en 2014 y casi la mitad de esa cifra en lo que va de este año.


Por ello, el hundimiento, el domingo, de un barco en el que habrían fallecido al menos 700 migrantes no sólo es la peor tragedia en el Mediterráneo en la historia moderna, sino un síntoma de una crisis humanitaria que no está siendo atendida, señalaron expertos a REFORMA.


"La avalancha de inmigrantes que están llegando ahora es bíblica", destacó Roberto Zaccaria, presidente del Consejo Italiano para los Refugiados (CIR).


"Hasta hace poco, el sur de Europa recibía casi exclusivamente personas que emigraban por razones económicas, mientras que los que están llegando ahora huyen de persecuciones y guerras", agregó.


Los conflictos civiles en Siria, Libia, Sudán del Sur y República Centroafricana; la violencia yihadista en Irak, Afganistán, Nigeria y Siria; la falta de un Estado en Somalia y Yemen, y los abusos y la represión en países subsaharianos y asiáticos son algunos de los casos que han forzado la huída de miles de personas, dijo Itayi Viriri, portavoz de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).


Antes, mencionó Viriri, muchos de los migrantes se quedaban en Libia para trabajar en campos petroleros, pero la desintegración desde el año pasado del país -en pugna entre dos milicias- ha vuelto a la nación norafricana igual de peligrosa que los hogares que dejaron atrás.


Muchas de las personas rescatadas de naufragios --incluyendo a bebés y niños-- son halladas con quemaduras por bombas y heridas de latigazos, o han sido víctimas de abusos psicológicos y violación.


"En muchos casos, subirse a un barco que se está cayendo a pedazos es visto como una mejor opción que quedarse", agregó Viriri.


A la par del creciente flujo de migrantes -muchos de los cuales buscan refugio político-, se han fortalecido las redes de tráfico de personas.


"Hasta hace unos meses, estos traficantes pertenecían a bandas de criminales de poca monta", explicó Zaccaria, del CIR.


"En cambio, los de ahora son mucho más agresivos, forman parte de bandas bien organizadas y también han sido infiltrados por organizaciones yihadistas", añadió.


Quienes buscan escapar la situación de violencia llegan a pagar hasta mil dólares a los traficantes.


Por su parte, los actuales programas europeos son insuficientes, reprocharon los expertos.

 

 

 

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