La solución está en la familia. Los padres son los primeros responsables de la formación de sus hijos, es un derecho que debe ser reconocido, respetado y protegido por la ley.

En México, hace 39 años el gobierno detectó grandes cifras de embarazo en adolescentes e inició acciones en 1976, cuando se reformó la Ley de Población sin que hasta ahora haya verdaderos cambios. El gobierno supo en 2001 que nacía medio millón de niñas o niños de madres casi niñas. A pesar de la puesta en marcha de 21 programas, es un problema que no pudo contener.

En 4 décadas el porcentaje de jovencitas embarazadas no variaron. Encuestas de 1992, 2006 y 2009, dejan claro que las embarazadas eran 18.1%, 16.5% y 18.5%. Es decir la prevención, fracasó a pesar de los millones de pesos invertidos.

Es decir, entre 1976 y 2013 se pusieron en marcha 21 programas federales para prevenir el embarazo en adolescentes de 14 a 19 años sin resultados efectivos.

Las cifras demuestran que los programas dirigidos a promover el uso de anticonceptivos, lejos de prevenir futuros embarazos en adolescentes, invitan a que estos comiencen su vida sexual a muy temprana edad y que incluso proporcionándoles información y anticonceptivos gratuitos, los embarazos se siguen dando.

Una solución encaminada a preparar a los padres de familia para formar a los jóvenes de una manera integral y reconociendo y respetando legalmente su derecho a dirigir la educación de sus hijos, tendría mejores beneficios en cada adolescente y por ende, reduciría las cifras de embarazos no deseados.