Todos los niños requieren y merecen del apoyo y respaldo de una figura paterna que los guíe en cada etapa. La falta de ello puede generar dificultades inmediatas y/o a mediano/largo plazo.

"Un padre representa en sus hijos protección y seguridad. Para los varones es un ejemplo a seguir. Sin embargo, cuando está ausente en su familia puede generar en ellos desubicación, distanciamiento social e inseguridad o timidez, debido a la carencia de su respaldo" indica Marco Eduardo Murueta. Presidente de la Asociación Mexicana de Alternativas en Psicología.

De hecho, añade, la madre es más importante para los niños durante los primeros siete años de edad, pero en la medida que el hijo crece y tiene mayor interacción social, la figura paterna adquiere mayor relevancia. Esta situación se incrementa al ingresar a la escuela (de los cinco a los ocho años de edad), cuando el menor llega a tener rivalidad, tensión o conflicto con otro compañero, pues en ese momento el respaldo del padre es importante. No obstante, el experto asegura que existen figuras complementarias o adicionales que pueden cumplir la función del padre perfectamente. Ya sean abuelos, tíos, amigos mayores e incluso personajes de la televisión o el cine, pues otorgan una referencia de lo masculino.

Al llegar a la edad adulta, los varones que padecieron la ausencia de la figura paterna tienden a sobreproteger a sus hijos: no obstante, algunos prefieren inhibir el deseo de procrear por temor a abandonar a su descendencia. Asimismo, cuando existió ausencia por irresponsabilidad del padre se puede repetir el mismo patrón, señala Murueta.

En el caso de las mujeres que carecieron de la compañía de su papá, tienden a relacionarse sentimentalmente con hombres de mayor edad o con una solvencia económica acentuada, debido a que confunden la protección, es decir, existe una ambigüedad entre estas dos figuras, explica.