Uno de los mensajes más emotivos del Papa Francisco durante su visita a los Estados Unidos, fue el que expresó, sin duda, en la Fiesta de las Familias, la noche del sábado pasado.

Ahí, ante una multitud de todas las edades, el Obispo de Roma subrayó que la fortaleza de la sociedad se da gracias a la familia, por lo que hizo un llamado a cuidarla y defenderla, ya que en ella se juega nuestro futuro.

El Sumo Pontífice explicó que la familia es una fábrica de esperanza, de vida y de resurrección querida por Dios; de ahí su invitación a cuidar no sólo a los niños, sino también a los abuelos, puesto que de lo contrario, no habría fuerza y memoria.

Dijo que Dios busca a la familia llamando siempre a las puertas de los corazones, porque la familia cuenta con un documento de "ciudadanía divina", puesto que está fundada en el amor, la belleza y la verdad. Más allá de los litigios o el cansancio – prosiguió Francisco – la familia es siempre una "fábrica de esperanza, resurrección y vida", porque ha sido querida por Dios.

Antes de su bendición final Francisco pidió a la Bienaventurada Virgen María, invocando la protección de San José, por todas las familias, para que "nos ayuden a creer que vale la pena luchar por la familia".

Recalcó que la familia tiene carta de ciudadanía divina. ¿Está claro? La carta de ciudadanía que tiene la familia se la dio Dios, para que en su seno creciera cada vez más la verdad, el amor y la belleza.

El Papa Francisco no dejó de reconocer que en la familia hay dificultades y discusiones, en donde incluso pueden llegar "a volar los platos", en donde los hijos traen dolores de cabeza "pero en las familias siempre hay cruz, porque el amor de Dios, el Hijo de Dios, nos abrió también ese camino. Pero en las familias también, después de la cruz, hay resurrección, porque el Hijo de Dios nos abrió ese camino. Por eso la familia es –perdónenme la palabra– una fábrica de esperanza, de esperanza de vida y resurrección, pues Dios fue el que abrió ese camino".

Pese a todas las dificultades que se presentan en la familia, el Vicario de Cristo exhortó a no terminar nunca el día sin hacer la paz en la familia. "En una familia no se puede terminar el día en guerra. Cuidemos la familia. Defendamos la familia, porque ahí se juega nuestro futuro", sentenció.