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¿Qué tanto escuchas a tus hijos?

Los hijos continuamente están mandando mensajes de que quieren y necesitan ser escuchados, no sólo ser oídos. Mensajes que suelen ser enviados con el lenguaje corporal, con su comportamiento bueno o malo, utilizando a otros integrantes de la familia, etc.


  

 

Conceptos para escuchar bien a los hijos


1. Comunicar a los hijos que los padres, a todas horas y bajo cualquier circunstancia, siempre quieren y están dispuestos a escucharles y de forma muy positiva, para que se produzca un verdadero intercambio de sentimientos y no de interrogatorios o monosílabos, que la mayoría de las veces quieren decir, "déjame en paz y cállate".


2. Hacerles participes en los temas familiares, de las alegrías, penas, discusiones, objetivos, planes, presupuestos, situación económica, etc. Esto les acostumbrará a ir dando sus opiniones, a ser cada vez más abiertos a darlas, y a los padres a tener que escucharles por haberles preguntado.


3. Demostrarles confianza al pedirles su opinión, y si es conveniente delegarles responsabilidades y decisiones, procedentes de sus opiniones.


4. Contarles cómo nos sentimos ante determinadas situaciones, en las que ellos estén implicados o no, para que vean que no es difícil expresar los sentimientos, opiniones, alegrías, cansancios y dificultades y que se adquiere una gran paz interior, cuando se comparten las cosas a su debido tiempo, circunstancias y personas.


5. Hablarles de que todos queremos ser escuchados, pero sin tener que ser juzgados y sentenciados continuamente, por nuestros actos u opiniones. Si los hijos tienen bien claro, que les vamos a escuchar sin juzgar, seguramente estarán más dispuestos a hablar, que a quedarse callados. Los padres deben fomentar estas situaciones, para escucharles con mucha atención. Es muy bueno empezar desde pequeños, con temas a su alcance mental, para crear costumbre.


6. Ponerles más atención cuando hay algún problema grave, que pueda ser por un mal comportamiento de los hijos, por un problema de los padres o de la familia en conjunto. Hay que escucharles muy atentamente, lo que quieren decir y cómo lo quieren decir.


7. No retrasarse en preguntar lo que haya que preguntar, aunque no quiera escuchar lo que supuestamente va a escuchar. Es preferible ser un padre que escucha, aunque duela, a ser un padre que ignora.


8. Exija escuchar las explicaciones que los hijos deban darle, quieran o no quieran, les guste o no les guste hacerlo. La autoridad paternal en materia familiar, moral y social, no debe ser disminuida, excluida, anulada ni abolida bajo ningún concepto y mucho menos, en función de lo que los padres tienen y deben escuchar.


9. Escuchen los cónyuges a los hijos, por separado o unidos, con la misma línea de amor y de exigencia hacia ellos, principalmente en las normas transcendentales de obligado cumplimiento personal, familiar, moral y social.


10. Escuchen bien a los hijos, pero tengan mucho cuidado, si les tienden la trampa de "divide y vencerás" o si ya conocen los puntos flacos de cada uno de los cónyuges, y siempre se dirigen hacia el más débil, para conseguir lo que con el otro cónyuge, no conseguirían. Si fuera necesario, escuchen como hacen los policías, haciendo uno de bueno y otro de malo, pero siempre unidos, por el bien de los hijos.

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