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Principios para mejorar la autoestima en la familia

El Doctor Aquilino Polaino, experto en sicología y temas de familia, expone los siguientes principios básicos para mejorar la estima de los miembros de una familia.


  

 

Al igual que las parejas, una familia puede caer fácilmente en la rutina, el aislamiento, la falta de comunicación, el individualismo... Son estados por los que pasan los miembros del hogar y una vez detectados deben tratarse a tiempo para evitar una crisis de mayor repercusión. El Doctor Aquilino Polaino, experto en sicología y temas de familia, expone los siguientes principios básicos para mejorar la estima de los miembros de una familia.


1. Disponibilidad


Consiste en dedicar tiempo (¡que es lo que menos tenemos!) a atender a nuestros hijos y esposo/a. Con los adolescentes, por ejemplo, no vale lo de "este tema ya lo hablaremos el sábado con tranquilidad, cariño". Para el sábado, tu hija de 13 años ya se ha emborrachado con una amiga y van a hacer lo que se les ocurra, porque el padre estaba "ocupado". Hay que estar disponible, porque hay problemas que sólo se arreglan en el momento en que el otro se anima a plantearlo y pide ser escuchado.


2. Comunicación padres-hijos: que los padres hablen menos y escuchen más


En muchas familias, cuando un padre o madre dice "hijo, tenemos que hablar", el joven piensa "uy, malo, malo". ¿Por qué? Porque sabe que los padres cuando dicen "tenemos que hablar" quieren decir "te voy a soltar un discurso por algo tuyo que no me gustó". Esto cambiaría si los padres se hicieran un propósito: dedicar el 75% a escuchar y sólo el 25% a hablar. Escuchar a los hijos (o al cónyuge, a cualquiera) es un esfuerzo activo. Hay que soltar el móvil, quitar el volumen de la TV, girar la cabeza hacia quien te habla, mirar a los ojos, expresar atención. Eso es escucha activa, que es la que sirve para mejorar la autoestima de tu familia.


3. Coherencia en los padres y autoexigencia en los hijos


Uno es coherente cuando lo que piensa, siente, dice y hace es una sola y misma cosa. No tiene sentido decirle a los niños desde el sofá: "eh, ustedes, ayuden a mamá a organizar la mesa".Hay que dar ejemplo primero. Así aprenden a autoexigirse, que es mucho mejor que tenerlos vigilados 24 horas al día. Esto es un progenitor potenciador, motivador, animador y protector al mismo tiempo.


4. Tener iniciativa, inquietudes y buen humor, especialmente con el cónyuge


La rutina es un enemigo en las relaciones conyugales y con los hijos. El punto clave es que haya creatividad e iniciativa en la vida de pareja y eso se contagiará a toda la familia protegiéndolos de la rutina. Si la pareja va bien, los hijos aprenden su "educación sentimental" simplemente viendo cómo se tratan papá y mamá, viendo que se admiran, se halagan, son cómplices. "Cuando sea mayor trataré a mi mujer como papá a mamá", piensan los niños entusiasmados. Eso les da autoestima.


5. Aceptar nuestras limitaciones, y las de los nuestros


Hay que conocer y aceptar tus limitaciones, las de tu cónyuge, las de tus hijos. Pero es importantísimo no criticar al otro ante la familia, no criticar a tu cónyuge ante los niños, o a un niño ante los hermanos, comparando a un hermano "bueno" con uno "malo". Eso hace sufrir al hijo y le quita autoestima. Es mejor llevarlo aparte y hablar.

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