No cabe duda que la mejor forma de educar es a través del ejemplo, pero algunas veces no somos tan conscientes de ello, pues olvidamos que los hijos nunca nos pierden de vista; por ejemplo, cuando bebemos licor frente a ellos.
Algunas veces los padres reprochan el comportamiento de sus hijos, pero se ha preguntado, ¿dónde o de quién aprendieron esa mala conducta?, ¿podría ser en el propio hogar?
Recordemos que los padres son el modelo a seguir de sus hijos, son la principal referencia del mundo de los adultos, de ellos aprenderán los valores y también los defectos. Y este proceso inicia en las primeras edades, durante esta etapa el concepto que se tiene de papá y mamá es heroico.
Sin embargo, aunque los chicos tengan una imagen casi perfecta de sus padres, nunca dejan de prestar atención a su comportamiento. Cuando están pequeños absorben información que irán almacenando a lo largo de su desarrollo, e inconsciente o conscientemente repetirán comportamientos vistos durante su infancia.
Cuando se llega a la adolescencia, las cosas cambian, ahora los chicos tienen capacidad de razonar y darse cuenta que sus padres son seres humanos comunes y corrientes que se equivocan como cualquier otro. Es aquí donde los errores paternos pueden revertirse en su contra, y llegar a presentarse situaciones de confrontación. Por ejemplo, cuando el hijo se ha embriagado y ante el reclamo de su padres, el chico exclama: "¿y tú por qué si puedes?, yo te he visto borracho varias veces".
Entonces, ¿qué debemos hacer? Es la pregunta que ahora muchos lectores se deben estar haciendo. A continuación les daremos unas pautas para aprender a afrontar este tema con los hijos.
¿Qué se debe hacer?
- Dar buen ejemplo. Tomarse una o dos copas en una reunión con familiares y amigos es agradable, pero pasarse de tragos es dar mal ejemplo.
- Enseñar a nuestros hijos que cuando tenemos un problema, desahogarse con el alcohol no es la forma de afrontarlo, pues nunca solucionará nada, al contrario lo empeorará.
- Dialogar de forma clara y sin tabúes sobre el alcoholismo.
- Hacerles caer en cuenta que bajo los efectos del alcohol se pierde la capacidad de razonar y de tomar decisiones acertadas.
- Enfatizar en el ejercicio de la voluntad y el autocontrol desde que son pequeños.
- Hacer ver a nuestros hijos y enseñarles a tratar a los alcohólicos como enfermos e informarles de su posible curación con un tratamiento y mucha voluntad.
- Aclarar opiniones e ideas equivocadas que se tienen sobre el alcohol.
- Informar a los hijos sobre los daños que el alcohol puede ocasionar en su cuerpo y mente.
- Fomentar, pero no forzar, a que participe en eventos sociales adecuados.
- Ayudarles a comprender los riesgos de sus conductas si beben en exceso.
- Orientarlos hacia formas adecuadas de superar las dificultades.
- Incentivarles el hábito del deporte y la actividad física, es una excelente estrategia para apartar las adicciones.