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El aborto con pastillas puede ser emocionalmente más devastador para la madre que en un abortorio

Los expertos detectan un mayor nivel de sufrimiento de la madre tras abortar en su casa. Y ofrecen una esperanza a quien quiera dar marcha atrás a tiempo. La medicina ofrece una esperanza: cogido a tiempo, puede revertirse


  

 

Un número creciente de madres opta por la píldora abortiva en lugar de acudir a un abortorio. Como explica el reportaje de Mary Rezca para Catholic News Agency que aquí traducimos, es un grave error añadido a la muerte en sí de su hijo, porque son ellas mismas directamente quienes lo matan, pueden llegar a verlo muerto y el lugar donde lo hicieron nunca se les olvidará:


Si por una parte el número de abortos en los Estados Unidos ha descendido, un informe reciente demuestra que las mujeres que quieren abortar recurren cada vez más al aborto médico en lugar del quirúrgico.


Según los datos de Planned Parenthood, citados en un informe de Reuters, los abortos médicos con píldora sumaron en 2014 el 43% de los abortos en Estados Unidos; en 2010, eran el 35%.


En algunos lugares, las solicitudes de píldora abortiva se han triplicado desde marzo, cuando la Food and Drug Administration (FDA) difundió el uso de la píldora abortiva (mifepristona o RU486, tomada junto al misoprostol) para embarazos hasta las diez semanas. Anteriormente, sólo las mujeres con embarazos de hasta siete semanas podían tomar la píldora, debido a la preocupación sobre los efectos secundarios.

 

Vicki Thorn es la fundadora del Proyecto Raquel y del National Office for Post Abortion Reconciliation and Healing. Trabaja desde hace décadas con mujeres que han abortado. Según Thorn, aunque el aborto médico parece un método más fácil, en realidad puede ser más traumático para las mujeres y sus familias. Esto es en parte debido a que las mujeres que se toman estas pastillas abortan a sus hijos en casa.


El trauma de abortar en casa

 

Debido al reciente aumento en su utilización, los fetos que son abortados de este modo son más reconocibles como bebés que como un grupo de células, dice Thorn.

 

“He hablado con estas mujeres... algunas de ellas se aterrorizaron porque vieron al niño“, añade, algo que no sucede durante un aborto quirúrgico.

 

“Someter a un mujer que está embarazada a ver cómo sucede todo el proceso es cuestionable, es brutal. Hay muchas contracciones sin anestesia, muchos coágulos, por no hablar de la cuestión de ver el pañuelo con el niño en él“, explica. “Las mujeres ahora abortan en casa. ¿Y esto se considera más empoderamiento para la mujer?”, añade.

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