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La primera escuela de género neutro está en Suecia

En la Suecia actual, tan obsesionada por la igualdad de género, Nicolaigarden es un lugar donde las niñas pueden ser príncipes y los niños pueden ser princesas. En Broadly de Vice hicieron un recorrido por esta escuela.


  

 

Caminando por una estrecha calle adoquinada, a menos de un minuto del icónico Museo del Premio Nobel de la Paz de Estocolmo, llego frente al patio vallado de un colegio. A través de la valla veo asomar banderas de arcoíris, y conforme abro la puerta de entrada, veo niños empujando cochecitos y niñas jugando con tractores de juguete.


Me encuentro en Nicolaigarden, un centro de educación preescolar para niños donde las referencias a lo masculino y lo femenino son tabú. Todos los muebles están pintados de colores neutros y no se ve ninguna sala decorada “para niños” o “para niñas”. Los niños juegan con juguetes que no se dividen por géneros y eligen los juegos que despiertan su curiosidad en lugar de escoger cosas que se supone que deben elegir por ser niños o niñas. Hay un póster que ilustra muy bien el ambiente reinante, en él se ve a un niño rubio que lleva un vestido rosa. El texto en sueco que incluye se traduciría como “Que cada uno sea lo que quiera ser”.


“Deseamos proporcionar un entorno en el que los niños se sientan cómodos independientemente del tipo de familia en que vivan, por eso introdujimos este tipo de lenguaje”, indica Frida Wilkstrom, coordinadora encargada de gestionar los aspectos operativos de Nicolaigarden. “No se trata solo de hacer sentir cómodos a quienes quizá no se sientan identificados con lo masculino o lo femenino, o que deseen evitar referirse a sí mismos como pertenecientes a un sexo o a otro.

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