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Casi la mitad de los infectados llega a los servicios médicos en etapas avanzadas.


  

La epidemia de VIH/sida se mantiene como un reto en México. Cada año se reportan más de 9 mil nuevos casos de la enfermedad, 40 por ciento en personas menores de 29 años de edad. Aunque la cifra representa una disminución de 39 por ciento respecto de 2009, casi la mitad de los afectados llegan a los servicios médicos en etapas avanzadas de la infección y sin diagnóstico previo, admitió Patricia Uribe Zúñiga, directora del Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/sida (Censida).

Por eso también persisten elevados niveles de mortalidad. Apenas en 2012 la cifra se ubicó por debajo de los 5 mil decesos (4 mil 944). La funcionaria explicó que con la finalidad de identificar las causas de este problema se realizó un estudio en el país.

Se encontró que la principal es el diagnóstico tardío y le siguen la presencia de diversas enfermedades que tienen las personas antes de contraer el virus, como diabetes, obesidad, hipertensión arterial y sobre todo, tuberculosis, las cuales también complican el efecto de las terapias contra el sida.

Uribe encabezó ayer una conferencia de prensa para informar sobre el Día Nacional de la Prueba de Detección del VIH, el próximo viernes 28 de noviembre, durante el cual se ofrecerá la realización del examen de sangre en 29 ciudades de la República. Es el segundo año que se lleva a cabo la actividad y la meta es que al menos 13 mil personas acudan a los módulos a conocer su estado serológico.

La directora de Censida explicó que de acuerdo con las estimaciones del Programa de Sida de Naciones Unidas (Onusida), en México viven 180 mil personas portadoras del VIH –la cifra podría elevarse hasta 230 mil–, equivalente a una prevalencia de 0.24 por ciento. De ellas, sólo 64 por ciento conoce su condición (casi 117 mil individuos).

De éstos, 89 mil 410 se encuentran en tratamiento antirretroviral en el sistema nacional de salud. Setenta por ciento de éstos, poco más de 57 mil, carecen de acceso a la seguridad social y son atendidos en el programa de la Secretaría de Salud (Ssa).

Lo que falta, apuntó Uribe, es identificar a los portadores del VIH, pero lo desconocen y debido a que en los primeros 10 años la infección es asintomática, existe el riesgo de que se enteren que son portadores del virus cuando haya avanzado y se manifieste en el deterioro de su salud, además de los contagios.

De ahí la importancia de la promoción de la prueba de detección. No obstante, de acuerdo con lo informado por la funcionaria, el programa se limita a que se practiquen el examen las poblaciones de alto riesgo: hombres que tienen sexo con hombres, trabajadores y trabajadoras sexuales, hombres transgénero y usuarios de drogas intravenosas, donde se reporta prevalencia de VIH/sida de hasta 20 por ciento.

Reconoció que el examen también se debería aplicar entre todos los individuos que tienen relaciones sexuales sin protección. En esta condición está más de la mitad de la población de 20 a 49 años de edad, de acuerdo con las estadísticas de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2012.

La jornada del próximo 28 de noviembre se identifica como nacional, aunque se efectuará en 29 ciudades. Forma parte del proyecto de la organización civil Fundación hacia un sentido de la vida para promover la prueba de detección.

La agrupación dispone de un financiamiento de Censida de 1.5 millones de pesos para esta actividad, lo que incluye 4 mil 800 exámenes y la distribución de folletos, carteles y otros materiales de difusión.

El resto de las pruebas para completar 13 mil o más, serán aportadas por los servicios estatales de salud.

La gente se pasa al día una media de entre dos y cuatro horas con la cabeza inclinada, leyendo y escribiendo en sus smartphones y dispositivos.


  

Vas en el bus, con tu smartphone, leyendo esto. Miras a tu alrededor. Toda la gente que te rodea hace lo mismo que tú. Dobla el espinazo para ver la pantallita y jugar al CandyCrush, leer las noticias o simplemente chatear con amigos y enemigos. Calcula ahora cuántas horas al día puedes pasar en esa postura. ¿Cuál es el problema? Según un reciente estudio publicado por el cirujano Kenneth K. Hansraj, con una inclinación de 60 grados ejerces sobre tu cervicales una fuerza de 27 kilos. Una bomba de relojería con nombre de cuello de mensaje (podría traducirse como cuello de guasap). Una dolencia propia del siglo XXI.

“Empece a fijarme en la postura al ver a muchos jóvenes entrando en mi consulta con dolor de cuello y espalda”, explica en un correo electrónico el autor, jefe del medicina cervical en un hospital neoyorquino. Su estudio recoge los diversos grados de inclinación de cabeza y cuello, “con un peso medio de seis kilos y el centro de masa situado a 15 centímetros de lo alto de la cabeza”. Tras contratar a unos ingenieros que desarrollasen un software, se realizaron los cálculos en newtons y luego los convirtieron a medidas de peso, más comprensibles para el gran público.

Siempre hablando de adultos, las cifras van desde los 12 kilos a 15 grados de inclinación hasta los 27 kilos de los 60 grados, pasando por los 30 grados/18 kilos y los 45 grados/22 kilos. “La gente se pasa al día una media de entre dos y cuatro horas con la cabeza inclinada, leyendo y escribiendo en sus smartphones y dispositivos”, continúa en el correo. “Acumulado, esto es de 700 a 1.400 horas al año con estrés excesivo en las vértebras cervicales”. Advierte que “la pérdida de la curvatura natural incrementa el estrés en las cervicales y puede llevar a un desgaste prematuro, degeneración y posiblemente cirugías” y apunta que, en el caso de los adolescentes, esta cifra podría subir hasta las 5.000 horas.

Hansraj comenta que, dado que es imposible evitar las tecnologías que causan estos problemas, habría que hacer un esfuerzo activo por mirar al teléfono en una postura neutral y evitar pasar horas y horas encorvado. Otra posible medida sería practicar un ejercicio con el cuello. Sugiere empezar moviendo las vértebras, flexionando, extendiendo, ladeando e inclinando el cuello, para luego usar las manos para hacer resistencia y empujar contra ellas; o practicar la postura de yoga perro ascendente, una gran manera de fortalecer las extremidades superiores, cuello y hombros.

Aunque la denuncia de esta dolencia del siglo XXI no es nueva, Hasnraj ha conseguido hacer una buena comparativa, traduciendo a medidas de peso el estrés continuado. Ahora vuelves a mirar a alrededor en el vagón. Imaginas a la gente que está doblando el espinazo con 27 kilos cargados al cuello, un niño de ocho años, un perro mediano. No parece saludable. Levantas el móvil y lo pones frente a tus ojos. Has dado el primer paso.

Llamó a poner como centro del desarrollo la sacralidad de la persona humana, así como recuperar la identidad del continente.


  

Entre las palabras del Santo Padre, resaltan:

Hoy, la promoción de los derechos humanos desempeña un papel central en el compromiso de la Unión Europea, con el fin de favorecer la dignidad de la persona, tanto en su seno como en las relaciones con los otros países. Se trata de un compromiso importante y admirable, pues persisten demasiadas situaciones en las que los seres humanos son tratados como objetos, de los cuales se puede programar la concepción, la configuración y la utilidad, y que después pueden ser desechados cuando ya no sirven, por ser débiles, enfermos o ancianos.

Efectivamente, ¿qué dignidad existe cuando falta la posibilidad de expresar libremente el propio pensamiento o de profesar sin constricción la propia fe religiosa? ¿Qué dignidad es posible sin un marco jurídico claro, que limite el dominio de la fuerza y haga prevalecer la ley sobre la tiranía del poder? ¿Qué dignidad puede tener un hombre o una mujer cuando es objeto de todo tipo de discriminación? ¿Qué dignidad podrá encontrar una persona que no tiene qué comer o el mínimo necesario para vivir o, todavía peor, che non tiene el trabajo que le otorga dignidad?

Promover la dignidad de la persona significa reconocer que posee derechos inalienables, de los cuales no puede ser privada arbitrariamente por nadie y, menos aún, en beneficio de intereses económicos.

Es necesario prestar atención para no caer en algunos errores que pueden nacer de una mala comprensión de los derechos humanos y de un paradójico mal uso de los mismos. Existe hoy, en efecto, la tendencia hacia una reivindicación siempre más amplia de los derechos individuales - estoy tentado de decir individualistas -, que esconde una concepción de persona humana desligada de todo contexto social y antropológico, casi como una «mónada» ((μον?ς), cada vez más insensible a las otras «mónadas» de su alrededor.

Parece que el concepto de derecho ya no se asocia al de deber, igualmente esencial y complementario, de modo que se afirman los derechos del individuo sin tener en cuenta que cada ser humano está unido a un contexto social, en el cual sus derechos y deberes están conectados a los de los demás y al bien común de la sociedad misma.

Considero por esto que es vital profundizar hoy en una cultura de los derechos humanos que pueda unir sabiamente la dimensión individual, o mejor, personal, con la del bien común, con ese «todos nosotros» formado por individuos, familias y grupos intermedios que se unen en comunidad social. En efecto, si el derecho de cada uno no está armónicamente ordenado al bien más grande, termina por concebirse sin limitaciones y, consecuentemente, se transforma en fuente de conflictos y de violencias.

Una Europa que no es capaz de abrirse a la dimensión trascendente de la vida es una Europa que corre el riesgo de perder lentamente la propia alma y también aquel «espíritu humanista» que, sin embargo, ama y defiende.

Precisamente a partir de la necesidad de una apertura a la trascendencia, deseo afirmar la centralidad de la persona humana, que de otro modo estaría en manos de las modas y poderes del momento. En este sentido, considero fundamental no sólo el patrimonio que el cristianismo ha dejado en el pasado para la formación cultural del continente, sino, sobre todo, la contribución que pretende dar hoy y en el futuro para su crecimiento. Dicha contribución no constituye un peligro para la laicidad de los Estados y para la independencia de las instituciones de la Unión, sino que es un enriquecimiento. Nos lo indican los ideales que la han formado desde el principio, como son: la paz, la subsidiariedad, la solidaridad recíproca y un humanismo centrado sobre el respeto de la dignidad de la persona.

Las entidades prestan poco y caro a las familias. Solo una de cada cuatro pequeñas y medianas empresas accede al apoyo de los bancos.


  

Los canales del crédito en México están atascados. El gran objetivo de la reforma financiera, aprobada en enero por el Gobierno, es precisamente ensanchar las tuberías de los bancos para que bombeen con agilidad dinero a familias y empresas. México es uno de los países del continente con menos penetración del crédito bancario. El margen es enorme. Pero casi un año después de la reforma, el dinero llega a cuentagotas. La financiación apenas crece y es cara.

Gerardo Esquivel, economista del Colegio de México, apunta sin embargo hacia otra dirección. “Las razones por las que no prestan los bancos no tienen tanto que ver con las garantías sino con la falta de incentivos para financiar a las pymes. Su negocio es suficientemente rentable con el modelo actual, cada vez más centrado en el crédito al consumo, donde consiguen más margen”.

La concesión de créditos al consumo es la que más ha subido —casi un 10%—. Son las operaciones con más riesgo, y por tanto las más rentables. Los bancos cobran de media el 27% de interés por la compra a plazos de un coche o de un electrodoméstico. Añadiendo las comisiones y gastos añadidos el coste final puede superar el 40%. El precio medio para la financiación empresarial es del 8%, pero también existen complicaciones. “Es una práctica habitual que los bancos pidan requisitos formales a las pymes. Si no pueden acreditar, por ejemplo, un año de actividad, se les da un crédito personal, con un interés mucho más alto”, afirma Esquivel.hones de capital, buscan dotarle de más transparencia, fomentar la competencia y amortiguar el riesgo ante posibles impagos. Esa es la fórmula elegida para hacer detonar la financiación bancaria de la segunda economía de Latinoamérica, tras Brasil. Pero la palanca, de momento, no ha sido activada. Las entidades financieras inyectaron casi 220 millones de dólares en la economía de empresas y familias hasta septiembre, según los últimos datos disponibles. Esta cantidad supone un aumento del 7,6% con respecto al mismo periodo del año anterior. Un ritmo de crecimiento muy escaso dadas las expectativas y el amplio campo abierto.

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