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La otra frontera: los inmigrantes miran hacia Canadá huyendo de la deportación en EE.UU.

Pasar a través de los bancos de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe ofrece una visión de los nuevos inmigrantes de este país.


  

 

Un hombre de México llegó aquí como turista, pero espera estudiar francés y hallar la manera de quedarse.


Una familia de El Salvador llegó de Estados Unidos, donde temían ser deportados.


Una familia venezolana que huye de la agitación creciente en su país dice que está en busca de refugio.


Un número creciente de inmigrantes de América Latina está mirando hacia el norte. Algunos dicen que antes Estados Unidos era su primera opción. Pero las políticas del presidente Donald Trump les hizo reconsiderar sus planes y probar suerte en Canadá.


Pero los expertos piden precaución a las personas que están considerando hacer la travesía. Es más difícil de lo que parece, dicen, cumplir con los requisitos exigidos bajo las leyes de asilo de Canadá.


¿Quién está tratando de inmigrar a Canadá? ¿Cómo están influyendo las políticas de Estados Unidos? ¿Y qué sucede una vez que cruzan el norte de la frontera?


CNN visitó varios lugares que se han convertido en centros para inmigrantes que viajaban a Canadá.


Para muchas de las personas que pasan por las puertas grises de esta antigua escuela, es el primer paso en un largo viaje.


Se trata de una casa de seguridad que atiende a quienes se están preparando para cruzar la frontera entre Estados Unidos y Canadá.


Personas de más de 180 países han estado aquí esperando sus citas con las autoridades canadienses de inmigración, dice Ulises Leonel, un inmigrante salvadoreño que trabaja como voluntario en el refugio.


Monjas católicas fundaron Vive en la década de los 80. En aquel entonces, una ola de refugiados huía de las guerras en América Central y del Sur. Muchos de ellos miraron hacia Canadá debido a las políticas de Estados Unidos en ese momento.

El refugio puede albergar hasta a 120 personas. Ahora, está lleno y rentando lugares para cerca de 100 personas adicionales cerca.


El personal de Vive asesora a los posibles inmigrantes sobre las reglas para los refugiados que se dirigen a Canadá, en particular sobre el Acuerdo del Tercer País Seguro (Safe Third Country Agreement). Ese acuerdo requiere que los refugiados busquen asilo en el primer país seguro al que llegan, lo que significa que las personas que ya han puesto un pie en Estados Unidos no pueden buscar asilo en Canadá.


Hay sólo unas pocas excepciones, como tener ya un miembro de la familia legalmente en Canadá.


Para la mayoría de la gente, hablar de la frontera con Estados Unidos evoca imágenes de paisajes desérticos, el río Grande o el anunciado muro de Trump. Pero en este camino rural, la escena es completamente diferente.


No hay ni una valla ni un río. Sólo un chorro de agua de nieve derretida y una pequeña marca fronteriza.


En los primeros cuatro meses de 2017, más de 12.000 personas solicitaron asilo en Canadá, según cifras del gobierno. Eso es más de la mitad del número total de registrados el año pasado.


Desde enero, la policía canadiense ha registrado más de 1.000 cruces fronterizos no autorizados desde Estados Unidos solo en esta calle.


La mayoría de las personas que cruzan aquí, explican los funcionarios, dicen tener miedo de ser deportadas por las autoridades estadounidenses o estar preocupadas por las políticas de inmigración de Trump.

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