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 Estos tres países son los únicos que rebasan el porcentaje de 50 por ciento de sus ciudadanos temerosos de ser torturados si son detenidos.


    

Un reciente estudio de Amnistía Internacional llamado “Actitudes hacia la tortura” (dado a conocer por el portal web mexicano Animal Político) muestra que los brasileños, los mexicanos y los turcos son los ciudadanos del mundo que mayormente temen ser torturados si en algún momento son detenidos por las autoridades policiacas de su país.

El estudio muestra que ocho de cada diez brasileños (80 por ciento de la población); poco más de dos de cada tres mexicanos (64 por ciento) y poco menos de dos de cada tres turcos (58 por ciento) encabezan la lista de los ciudadanos de 21 países investigados sobre su percepción ante la tortura.

De hecho estos tres países son los únicos que rebasan el porcentaje de 50 por ciento de sus ciudadanos temerosos de ser torturados si son detenidos. El resto, es decir, Argentina, Australia, Canadá, Chile, China, Alemania, Grecia, India, Indonesia, Kenia, Nigeria, Pakistán, Perú, Reino Unido, Rusia, Corea del Sur, España y Estados Unidos, se sitúan por debajo de 50 por ciento de su ciudadanía que teme ser torturada si cae en manos de la policía o las autoridades judiciales.

En el extremo contrario de la tabla, es decir, en los países cuyas personas son las que menos miedo tienen de ser torturadas por las autoridades gubernamentales, los porcentajes más bajos son el Reino Unido (15 por ciento), Australia (16 por ciento) y Canadá (21 por ciento). En estas naciones más de tres cuartas partes de la población confían en que estarían a salvo de la tortura si son detenidos por las autoridades.

¿Se justifica –en alguna ocasión extrema—la tortura?

El estudio halló que 44 por ciento de los ciudadanos de 21 países, dijeron “no sentirse a salvo de ser torturados en caso de ser detenidos por las autoridades”.

Ocho de cada diez entrevistados en estos países, se manifestaron a favor de que existan reglas claras contra la tortura, ya que el uso de estas prácticas es inmoral y debilita los acuerdos internacionales sobre el respeto a los Derechos Humanos. Únicamente 14 por ciento se pronunció en contra de esta medida.

El estudio también intentó medir qué tan tolerantes son los ciudadanos a que existan prácticas de tortura. Al respecto, una tercera parte de los entrevistados estuvieron de acuerdo con que la tortura es “a veces necesaria y aceptable para obtener información que pueda proteger al ciudadano”. El resto de la población se manifestó en contra de estas prácticas, aun ante el supuesto de la protección de los ciudadanos.

Más del 70 por ciento de la población entrevistada en China e India afirma que “a veces que la tortura puede justificarse”. En cambio en Grecia, Argentina, España, Alemania, Brasil y Chile son mayoría quienes sostienen que la tortura “no puede justificarse ni siquiera para proteger a los ciudadanos”.

Conmemoran el 29 aniversario del sismo de 1985

 

 Además de la ceremonia se realizó un simulacro a las 10:00 horas en la Ciudad de México.


    

 

El presidente Enrique Peña Nieto encabezó esta mañana la ceremonia para conmemorar el 29 aniversario del sismo del 19 de septiembre de 1985.

A las 7:19 horas en punto, hora en la que se registró el sismo hace 29 años, en la plancha del Zócalo capitalino se realizó el izamiento de la Bandera Nacional en memoria de las personas que perdieron la vida.

En la ceremonia, la banda de guerra ejecutó el Toque de Silencio e interpretó el Himno Nacional.

El Presidente estuvo acompañado por el general Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa Nacional, el secretario de la Marina Armada de México, Vidal Francisco Soberón Sanz así como el procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, el comisionado Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido García, y los secretarios de Gobernación y de Hacienda, Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray

A las 10:00 horas de este viernes, se realizará en la Ciudad de México un simulacro de sismo, por lo que se activará el Sistema de Alerta Sísmica mediante receptores instalados en los edificios.

La hipótesis del simulacro de sismo será de 7.6 grados en la escala de Richter, a 34 kilómetros al noreste de Petatlán, Guerrero, con percepción de 60 segundos.

Como parte del ejercicio, el Gobierno del Distrito Federal activará el protocolo ante contingencias de la Ciudad de México.

En el simulacro participarán instituciones educativas públicas y privadas, órganos autónomos, iniciativa privada, familias y dependencias de los gobiernos local y federal.

El 19 de septiembre también se conmemora el Día Nacional de Protección Civil y se entrega el Premio Nacional de Protección Civil.

 

 

 

Aunque se anunció que en los próximos días se iniciarán los trabajos, Sedesol se deslindó de la responsabilidad de dichas construcciones afirmando que le competen a otra dependencia.


    

 

Las casas, o “unidades básicas de vivienda rural”, como las llama la dependencia, no cuentan con un dictamen de factibilidad, por hallarse al pie de barrancos o en pendientes en pleno desgajamiento, y fueron construidas con materiales no aptos para la región; además, no cuentan con losa de cemento, sino que fueron techadas con láminas sujetadas por tornillos, mismas que, prevén, serán arrancadas por los ventarrones que son comunes en este estado, habitualmente atacado por tormentas y huracanes, tal como publicó Animal Político este 18 de septiembre.

En respuesta a esta nota, Sedesol envió una carta en la que asegura que ya tienen un acuerdo con la Comisión de Pueblos Indígenas “para la dotación de obras complementarias que mejorarán las condiciones de los habitantes beneficiados con estas unidades Básicas, correspondiendo a la delegación federal de Sedesol, con recursos del Programa para el Desarrollo de Zonas Prioritarias 2014, la ejecución de la red de energía eléctrica y agua potable, y a la delegación de la CDI construir 43 Unidades Básicas de Vivienda en las localidades la Unión de las Peras y 7 en El Tepeyac, así como obras necesarias, como muros de contención, retajes, bardas, etcétera, para evitar futuros deslaves”.

En la misiva enviada a este portal añade que dichas construcciones no son casas-habitación, sino “unidades básicas de vivienda”, hechas “como un caso extraordinario y en apoyo a la contingencia”.

Sin hacer mención a las denuncias sobre la mala calidad de estas viviendas, Sedesol se deslindó además de cualquier responsabilidad sobre el programa de construcción de viviendas en Guerrero, al afirmar que ésta “no es la dependencia del gobierno de la República encargada”, atribución que, advirtió, toca a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu).

 

 

 Las casas fueron entregadas a indígenas afectados por lluvias de 2013, no cuentan con cimientos, drenaje y fueron construidas al borde de deslaves.


    

Noé Bruno, integrante del comisariado comunitario de Unión de las Peras (Guerrero) comenta: “Todas las casas que construyeron las autoridades están así, aquí construyeron 81 viviendas (…) la Sedesol construyó estas casas en lugares en donde no había un certificado de factibilidad, y por ejemplo, un grupo de casas se construyeron al borde de un derrumbe grande, y así en todos los lugares donde se ubicaron casas es el mismo problema, hay los deslaves, los derrumbes.”

Tal como se pudo constatar en un recorrido por Unión de las Peras, las 81 viviendas que Sedesol erigió en este poblado se ubican en laderas que actualmente se están deslavando; carecen de cimentación que ancle las construcciones al suelo; no cuentan con barreras que impidan que la tierra que está debajo de las casas se desplace con el agua de las lluvias; además de que no fueron construidas con material térmico, sino con tabicones que absorben la humedad y conservan el frío (en una zona en la que la temperatura baja, la llovizna y la neblina son constantes).

Estas viviendas, asimismo, fueron techadas con láminas de metal que no sólo deja entrar corrientes de aire por sus pliegues, sino que, según los pobladores, se trata de materiales que “va a llevarse el próximo ventarrón”.

Y la lista sigue: la única parte de la casa que cuenta con losa de cemento es el baño, pero en ninguna de las losas se aplicó impermeabilizante, por lo cual el agua de lluvia se filtra y gotea dentro de todas las construcciones; además, sobre estas losas se colocó un tinaco para almacenar agua, que será inútil porque el poblado no fue conectado a ninguna red de abasto de agua entubada.

Por último, ante la inviabilidad de crear una red de drenaje en la zona, los baños de estas construcciones fueron dotados de un sistema de almacenamiento de residuos fecales conocido como biodigestor, y que son tinacos plásticos colocados bajo el nivel del suelo, mismos que, en las 81 viviendas de Unión de las Peras, han emergido a la superficie por el empuje del agua de lluvia que se acumuló debajo suyo, proceso que ha destruido por completo dichos contenedores aún antes de haber sido utilizados.

–¿La empresa constructora contratada por Sedesol se ha hecho responsable por estas deficiencias en sus viviendas? –se pregunta a Noé Bruno.

–No –responde–. La empresa constructora se llama Faysal SA de CV. Y nadie se hace responsable, para ellos la obra está entregada, y para la Sedesol la reubicación está consumada.

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