La ministra británica de Interior, Amber Rudd, indicó que el nivel de amenaza terrorista en el Reino Unido seguirá siendo “crítico” -el máximo en una escala de cinco- mientras continúe la operación policial tras el atentado en Manchester.

El gobierno de Londres elevó a lo más alto el nivel de alerta en el país a raíz del ataque del pasado lunes contra el estadio Manchester Arena, en esa ciudad del norte de Inglaterra, en el que murieron 22 personas y otras 64 resultaron heridas, muchas de ellas niños.

Rudd presidió este viernes una reunión del comité de emergencia Cobra -formado por los principales ministros del gobierno junto con representantes de las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia- en ausencia de la primera ministra, Theresa May, que participa en la cumbre del G7 en la ciudad italiana de Taormina.

Tras ese encuentro, la titular informó a la BBC de que el llamado Centro Conjunto de Análisis de Terrorismo había valorado que el actual nivel de amenaza por terrorismo contra el Reino Unido debe seguir siendo “crítico” mientras prosiga la pesquisa policial tras lo ocurrido.

La ministra recordó también que “desde 2013, los servicios de seguridad británicos han abortado 18 conspiraciones” terroristas contra este país.

Es la primera vez en una década que ese nivel alcanza su punto más alto, lo que implica que se contempla que pueda producirse un nuevo ataque de manera inminente.

Por el momento, con relación al atentado de Manchester, la policía ha detenido a un total de diez personas, de las que dos -un varón de 16 años y una mujer de 34- ya han sido liberadas sin cargos, e interroga actualmente a ocho hombres por su posible vinculación con los hechos.

Según el último parte de las autoridades sanitarias de Manchester, de los 64 heridos por el ataque -en el que el terrorista suicida Salman Abedi, nacido en el Reino Unido pero de origen libio, se inmoló con un explosivo casero-, cinco adultos y cinco niños continúan en estado crítico y hay un total de 32 personas ingresadas, 18 adultos y 14 niños.

Esta dinámica comenzó en San Francisco en diciembre de 2015 y se extendió a Brooklyn el verano pasado, gracias a la atención de los medios sociales...la ideología degenero sigue confundiendo a los más vulnerables los niños...

El lector en la sucursal de Hudson Park de la Biblioteca Pública de Nueva York en Greenwich Village, su altura ayudada por tacones de seis pulgadas con botas de charol violeta. Su traje era un traje de camuflaje de neón y un tutú morado. Un mechón de pelo fucsia ondulado bajo un tocado de spandex con cilindros cubiertos de tela alineados en una fila, como un Mohawk inspirado en Keith Haring.

Cuando entró, los adultos aplaudieron educadamente, pero los niños de edad preescolar y de jardín de infantes acurrucados en una alfombra se volvieron locos.

"Mi nombre es Harmonica Sunbeam", dijo el lector, con una voz acostumbrada a las habitaciones ruidosas. Como calentamiento, hizo que los niños cantaran "Esta tierra es tu tierra" y luego marchan vigorosamente en su lugar. "Te estoy preparando para Zumba".

Se sentó y leyó en voz alta de "Morris Micklewhite y el vestido de mandarina" de Christine Baldacchino. El libro trata sobre un niño que llevaba un vestido amado a la escuela todos los días. En un momento, los amigos de Morris le informan que no se le permite jugar en su nave espacial imaginaria, porque "los astronautas no pueden usar vestidos".

"¡Sí, pueden!", Gritó un niño.

"No, no pueden", dijo otro.

"Los muchachos no pueden usar vestidos", agregó un tercero.

Esta es la Hora de las historias contadas por las Drag Queen. La creación del escritor Michelle Tea y Radar Productions, es exactamente lo que suena: drag queens leyendo historias a los niños. Comenzó en San Francisco en diciembre de 2015 y se extendió a Brooklyn el verano pasado, gracias a la atención de los medios sociales.

En esta primavera y verano, la hora Drag Story Queen se expandirá a Harlem e Inwood en Manhattan y al Bronx.

Entre canticos, oraciones y gritos contra la reforma, decenas de personas recorrieron el martes el centro de La Paz con pancartas gigantes que defendían la vida.

Una reforma penal que ampliaría las causales del aborto en Bolivia y ha recibido apoyo de legisladores del partido gobernante volvió a activar protestas convocadas por la Iglesia Católica en todo el país.

Entre canticos, oraciones y gritos contra la reforma, decenas de personas recorrieron el martes el centro de La Paz con pancartas gigantes que defendían la vida. "Aborten su reforma, no a los niños", se leía en una de ellas. Los manifestantes rechazaban el proyecto de ley que recibió el visto bueno de una comisión de diputados antes de ingresar a debate legislativo.

La marcha no solo fue en La Paz. En días pasados se realizaron protestas en diferentes ciudades bolivianas y se tiene previsto que continúen, explicó Aruquipa.

La reforma del Código Penal ampliaría las causales para el aborto que antes solo era permitido -previo fallo judicial- por violación o si peligra la vida de la madre.

La reforma permitiría que se despenalice el aborto en nueve casos, cuatro de ellos durante las primeras ocho semanas de gestación y cinco en cualquier momento del embarazo, sin necesidad de un fallo judicial. El proyecto inicial solo permitía un aborto por única vez, pero la comisión decidió eliminar esta condición para pasarlo al legislativo.

Entre las razones por las que una mujer podría solicitar el aborto están: violación, incesto y peligro de vida de la madre, pero también se considera a las mujeres que tengan más de tres hijos o no tengan dinero suficiente para la crianza.

Hombres armados irrumpieron el miércoles en una catedral filipina y tomaron como rehenes a un sacerdote y varios fieles en una ciudad asediada en el sur del país, según indicó el miércoles un líder de la Iglesia católica filipina.

Los hombres se abrieron paso hasta la catedral en Marawi y capturaron al reverendo Chito Suganob y a más de una docena de fieles y empleados, mientras se libraban combates entre tropas del gobierno y milicianos islamistas, según explicaron el arzobispo Socrates Villegas, presidente de la Conferencia Episcopal de Filipinas, y otro miembro de la Iglesia.

Los agresores han amenazado con matar a los rehenes “si las fuerzas del gobierno lanzadas contra ellos no se retiran”, dijo Villegas.

El arzobispo pidió a los filipinos que recen por los cautivos y al gobierno que priorizara la seguridad de los cautivos.